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Alegría, mujer gitana
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Alegría, mujer gitana

Actualizado 05/09/2015
Fructuoso Mangas

Hace unos días murió la gitana Alegría a sus 88 años. Vino de Ciudad Rodrigo por los años setenta y se instaló con toda su larga cuadrilla en la calle La Sierpe en una casa de una sola y amplia habitación que hacía de todo para tanta gente. Tenía una hermosa puerta, mal tapada entonces, con arco de medio punto que todavía se conserva hoy aunque está tapiada. Ella, delgada y siempre bien peinada con su moño correspondiente, mantuvo en medio de sus muchos avatares un especial nivel de dignidad, fue pobre entre los pobres y noble entre los nobles. Y buena persona si las hay. Incluso su procedencia forastera la apartó un poco de las facciones que se formaron en aquellos años en el Barrio chino cuando las mujeres de la prostitución "cambiaron de amo y de mano" y apareció la droga en bares, esquinas y rincones. Mujer recia y resistente.

[Img #413714]Me siento obligado a escribir algo sobre ella por muchas razones, pero tampoco sé con claridad qué tendría que decir. Por eso me cuesta sacar adelante, con equilibrio y respeto, estas líneas. La vida la puso a prueba en estos años hasta extremos de mucho agobio y de gran dolor: la pobreza, y en los primeros años la miseria impura y dura, estuvo sentada a la puerta de su casa todos los días de su vida. Su marido, medio tratante de caballerías y nada más, murió pronto y en el peor momento. Ella en los últimos años con la pensión no contributiva que cobraba vivió ya en el Arrabal, sola y en precario, pero con cierta tranquilidad mínima con la ayuda de sus amigos. Conoció los problemas y la muerte a destiempo de casi todos sus hijos y acabó sus días atendida en lo posible, que era poco más que casi nada, por hija y nuera y luego ya fue acogida en la residencia de la Diputación en Ciudad Rodrigo. Allí murió volviendo al origen de donde había venido, aunque ha sido enterrada en Salamanca y en sepultura medioprestada y malpagada. Pobreza y figura hasta en la sepultura.

La ironía de las contradicciones, es de justicia decirlo, quiso que a pesar de gestiones e insistencias no pudiera entrar en una Residencia de Ancianos de Salamanca a pesar de su pobreza manifiesta. Quizás era demasiado pobre hasta para eso y la miseria con apellido gitano es una grave equivocación estratégica que te lleva a perder en casi todo, seas quien seas. Y no quiero entrar, por respeto y discreción, en más detalles de su vida entre nosotros. Tampoco quedó claro cómo fue aquello de que al final, cuando la "limpieza" del Barrio, acabó sin vivienda, ni en las caracolas de Tejares ni en los bloques de Buenos Aires o del Barrio de San José. Anduvo a la deriva, con sus hijos más descolgados a cuestas. Mujer fuerte y callada.

Siempre vistió de negro, a veces con mandil gris. Y es como si fuera el uniforme de su vida, negra y gris. Y estoy seguro de que el Dios en quien muchos creemos, fuerte y justo, amoroso y bien documentado, la habrá revestido de colores de gloria junto a Él. Ya era hora. Aunque la felicidad le haya llegado tan tarde, este pensamiento me reconcilia con la vida y su sentido. Alegría, mujer humilde y engrandecida, enhorabuena.

Y al recordarla quisiera rendir homenaje a tantas personas que han vivido en las laderas de la vida, casi en los márgenes, en situaciones graves de pobreza o soledad y han resistido con dignidad esa situación. A cuantos han vestido toda su vida de negro y de gris, como los nadies de cualquier rincón de la tierra. Quizás un día "se sienten en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel". Está casi anunciado y no sería para menos. Por eso, y casi por precaución: Alegría, ruega por nosotros.

PD. No deja de ser sorprendente que lo que no consiguen desde hace años millones, digo millones millones, de refugiados en campos inimaginables por el número de acogidos, algunos de más de medio millón de refugiados y cientos de miles de niños, y por su extrema situación de supervivencia, etc., etc., etc? lo consiga casi de una semana para otra la imagen de un niño, Aylan Kurdi, que yace boca abajo en una playa de Bodrum. Bien está aunque sea mal y tarde, pero algo importante no marcha bien en esta casa común que es el mundo.

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