España, como otros países de occidente, se está convirtiendo en un país de ciudadanos tan acostumbrados a la mentira que hasta el sentido común se deja de lado. Vivimos en una sociedad cada vez maniatada. Soportamos Gobiernos locales, autonómicos y estatales que se ha pasado los últimos años construyendo realidades que se evaporan o deshaciendo lo conseguido con anterioridad, silenciando verdades, y que no han sido capaz de finalizar nada de lo que nos ofrecían. Nuestros gestores políticos como muchos ciudadanos todavía viven de espaldas a la crisis económica, en un principio global y ahora nacional. Crisis nacional ante la que no se puede hablar de proyectos a largo plazo sino de realidades.
España tiene sobresaliente en abandono escolar, por lo que muchos podemos pensar en que el sistema educativo es pésimo, que a lo mejor también lo es. Pero es que no existe un sistema educativo perfecto si la sociedad en general, los alumnos y las familias no colaboran. En España cada vez más las familias están desestructuradas, en parte por la falta de valores sólidos que gobierno tras gobierno por falta de lo que hay que tener se han encargado de dejar de lado. Consecuencia de ello ha sido el incremento de los divorcios, que por la crisis los progenitores tiran la toalla ante tantas responsabilidades para las que no están psicológicamente preparados, y estén, además, en busca de trabajo o trabajando fuera o lejos del hogar, y no atiendan a los jóvenes en edad escolar en las debidas condiciones. Con ello se está debilitando la contribución de la familia a la estabilidad social. La familia y los principios tradicionales se menoscaban cuando desde siempre se ha visto que son lo principal para soportar la existencia diaria de las personas y la mínima convivencia entre las personas, además de ser los pilares de la educación.
Los jóvenes cada día están siendo más adoctrinados en el afán del consumismo irreflexivo, y una educación en la comodidad alejada del esfuerzo y superación personal, que les aleja de la realidad. Se les dan potestades o responsabilidades alejadas de su edad para las que no están preparados. Los jóvenes no se dan cuenta de lo efímera que es la infancia o la adolescencia, y de repente despiertan en un mundo en el que no son nadie, porque antes no han valorado a sus mayores para superarse. No es tanto tienes (tus padres) tanto vales en la vida, sino tanto vales tanto tienes.
El campo cada vez se empobrece más pues si no hay consumo no se puede vender una producción perecedera que genera gastos. Un ternero come mientras no se vende. Las plantas crecen mientras no se recolectan o no se venden y al final se echan a perder. Muchos agricultores no pueden devolver los anticipos de las subvenciones a los bancos. Con lo que el campo pierde población y empresarios agrícolas.
Las ayudas sociales, la mayor parte titulares de cara a la galería, no llegan a todos o si llegan están tan repartidas que no ayudan, o se ha muerto el destinatario. Eso sí, la clase política no para de utilizarlas para ganarse el voto de los más desfavorecidos que creen que su solución están en recibir limosnas.
Los jóvenes se van a trabajar a otros países, con lo que España se empobrece, pues todo lo que se ha invertido en ellos se multiplicará y generará riqueza en otros países por la mala gestión de la economía de nuestro país que nunca ha sabido crear empleo a la altura de los tiempos y la tecnología del siglo XXI en el que vivimos. Y los que vuelven la mayoría, vuelven sin ilusiones y derrotados.
Empobrecer y atacar a la clase trabajadora de la administración del Estado no ha sido solución alguna sino pura demagogia, y ha favorecido la toma de decisiones para el empobrecido los servicios que presta el Estado.
Miles de inmigrantes ilegales o no, víctimas de políticas de gobiernos anteriores, han ido a incrementar el gasto social y acaparar las ayudas sociales que en verdad también necesitan pero que necesitan muchos colectivos que han cotizado durante generaciones.
La crisis económica que viene, impulsada probablemente desde oriente, desde China, banquero de los USA, y los países árabes, va a ser muy difícil de remontar, pues volver a retomar las riendas de la economía global le va a ser muy difícil a los países de occidente si no se dan nuevas tecnologías para ser competitivos. Toda crisis que se dé en occidente refuerza a China que cada año que pasa aumenta su demanda de materias primas y alimentos con lo que los precios a nivel internacional aumentan y así vamos camino de preparar grandes hambrunas en el tercer mundo. Al descender la demanda en occidente China puede negociar las materias primas a su antojo, pues es la única economía que puede comprarlas.
Gane el que gane las próximas elecciones habrá que acabar cayendo en más ajustes estructurales en la economía que van a tener un grave efecto directo sobre la población. Modelos de sinergia. Está claro que nuestro mundo debe replantearse el sistema económico y repensar las políticas proteccionistas, pues como país tenemos la riqueza y tecnología suficiente para tener el pleno empleo y que no falte lo fundamental a nadie. Quizás con menos dependencia exterior podríamos ser capaces de arreglar lo que tenemos en casa, que es lo que hacen las amas de casa, cuando falta se tira de lo que hay en la despensa.
Es penoso seguir viendo que desde tribunas institucionales, como en una reunión informativa del Consejo de Ministros, se aprovechan para hacer campaña política. Mientras la información, ni a veces la del tiempo, nos llega de forma poco clara y poco concisa a los ciudadanos, mientras la ira latente de los pobres aumenta.
El crecimiento es el alma de la economía, pero el bienestar general ya no guarda una correlación con el crecimiento, pues en muchos casos provoca el empobrecimiento de la mayoría. Vivimos en un mundo, en un país y en una sociedad trágicamente mal gestionada, que va a costar tiempo y años cambiar.
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