Alumno de la escuela taurina de la Diputación, ha llamado la atención en las capeas de San Roque en Macotera; conoce la técnica de las suertes y las domina con mucho temple y perfección
Con un sueño se levanta todos los días David, un muchacho que aspira, como sea, en ser torero: es su ilusión; es por lo que respira; es su vida, y no le hables de otra cosa. Su libro de cabecera es el toro y lo que le rodea. Y es muy consciente de lo difícil que es conseguir su objetivo, pero se lo ha propuesto y la luna llena será su luz y su esperanza. No va con el hato a cuestas ni salta cercas, pero no le importan los sacrificios, el hambre, los desvelos y los riesgos.
David es un alumno de la escuela taurina de la Diputación en Macotera. Se va curtiendo con sus enseñanzas, con sus prácticas y aprovecha todas las oportunidades que se le ofrecen, pero él, como alumno aventajado, no se resigna y quiere más. Él sabe bien que la lucha, el ponerse ante la res lo forjan, le dan confianza, lo curten y afianzan.
Pasé un rato con David. Termina de cumplir los 19 años. Estudió, en Salamanca, un grado medio de electricidad, pero lo suyo es toro. Le cueste lo que le cueste. No le dan muchas oportunidades, salvo, algún tentadero, pero él se las busca en solitario y en cualquier punto, donde surge la ocasión.
Le pregunté por su torero referencia. "El toreo no es algo definido. No existe el torero perfecto, pues cada uno tiene una singularidad especial, Al Juli, lo caracteriza el poder; en cambio, a Manzanares y Morante, los ennoblece el arte; y Castela, Perera y Talavante tiran de raza, arte y valor. Su toreo sabe a Fandiño y a David Mora, en ellos, se fija, y, en los consejos de Julián Guerra".
En las capeas de las fiestas patronales de san Roque de Macotera, David ha sido la novedad, el comentario y la crítica positiva. Este muchacho tiene maneras, conoce la técnica de las suertes y las domina con mucho temple y perfección: no baila ante el toro, lo que evidencia un valor y una serenidad ante el toro, pilar donde asientan todos los bagajes del arte. Yo no sé cómo se consigue es empaque ante el novillo. David me lo aclara:
"A base de entrenamiento, asentando la cabeza, con mucho sentimiento y con la superación diaria".
Con este tesón, David se va curtiendo como persona y como artista. David sigue soñando. Le deseamos que su sueño le vaya asentando, paulatinamente, en los terrenos del triunfo.
Texto: Eutimio Cuesta