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Triunfo de los rejoneadores Sergio Domínguez y Mario Pérez Langa en Masueco
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FIESTAS DEL TORO

Triunfo de los rejoneadores Sergio Domínguez y Mario Pérez Langa en Masueco

Actualizado 20/08/2015
Miguel Corral

El riojano cortó tres orejas, mientras que el aragonés lució cuatro orejas y un rabo de novillos de Ignacio López-Chaves (GALERÍA DE FOTOS)

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FICHA DEL FESTEJO

Novillada de rejones

Sergio Domínguez: Una oreja y dos orejas.

Mario Pérez Llanga: Dos orejas y rabo, y dos orejas.

Ganadería: Cuatro novillos de Ignacio López-Chaves, aptos para el toreo a caballo. El segundo fue ovacionado en el arrastre.

Plaza: Fiestas del Toro en Masueco de la Ribera en honor a San Bernardo, algo más de un cuarto de entrada, unas 800 personas.

Tarde de fiesta en Masueco y triunfo atronador del rejoneador Mario Pérez Langa tras cortar cuatro orejas y un rabo en un festejo en el que encabezaba el cartel Sergio Domínguez, que hubo de conformarse con tres orejas de los dos novillos de Ignacio López-Chaves que tuvo en suerte.

Sergio Domínguez tuvo en el primero de la tarde el mejor novillo del festejo, con una buena actuación en banderillas, pero sin alardes, un toreo a caballo más sobrio y que no llegó al público lo suficiente. Además, la colocación del rejón de muerte, aunque en buen sitio, quedó demasiado tendido. La faena mereció más que la oreja concedida por el presidente, José Martín.

En su segundo, el riojano estuvo menos brillante y parco en banderillas, aunque siempre mostrando su buena técnica. El novillo tenía menos recorrido que el primero, aunque como había hecho su compañero de cartel, le dio más importancia a la faena que en su primero, y eso le llevó a las dos orejas a petición del público.

Por su parte, Mario Pérez Langa llegó más a los tendidos en su primero, segundo de la tarde, especialmente por la doma que demostraron sus caballos. En banderillas demostró que le queda mucho por mejorar, aun así supo calentar al público y eso, junto a la colocación del rejón de muerte, le llevó a lucir el rabo en la vuelta al ruedo.

El público se quedó sin conocer si la buena puntería del aragonés con el rejón de muerte en su primero había sido solo un espejismo, pues su segundo, que cerraba el festejo, se echó sobre la arena sin que fuera necesaria la suerte suprema, así que el rejoneador tuvo que desmontar y recurrir al estoque de cruceta, con el que acertó a la primera. Cortó dos orejas.

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