Martes, 07 de mayo de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
Muertos de tercera
X

Muertos de tercera

Actualizado 20/08/2015
Abel Sánchez

Ha pasado más de un año desde que se produjera el derrumbe de un edificio de ocho plantas en Bangladesh, el edificio Rana Plaza, en el que se estaba instalada una fábrica textil en la que trabajaban 5.000 personas. El resultado del desastre fue la muerte de 1.130 trabajadores y trabajadoras; otros 2.500 resultaron heridos, muchos con secuelas permanentes.

[Img #397150]Es muy posible que muchos de ustedes ya no se acuerden de este hecho; es lógico, estos muertos no interesan a casi nadie y no se realizan programas especiales en las televisiones para conmemorar cada aniversario.

El desastre puso de manifiesto las inhumanas condiciones de trabajo a las que se ven sometidos los trabajadores del sector textil en Bangladesh, lo que provocó un gran escándalo que duró unos días y luego se olvidó.

El gobierno prometió cambiar la legislación para mejorar las condiciones de trabajo, y las multinacionales que se lucran del trabajo en condiciones cercanas a la esclavitud se comprometieron a establecer sistemas de trabajo más dignos así como a contribuir a un fondo para compensar a las víctimas (no existen pensiones de viudedad ni de invalidez); un año después todas estas promesas están olvidadas, el único cambio ha sido un aumento del salario mínimo, que ha pasado la increíble cifra de 25 céntimos de euro por hora de trabajo (lo que supone 49 euros mensuales), que sigue siendo el más bajo del mundo. Todo lo demás sigue igual.

En cuanto al fondo de compensaciones, nada se sabe; algunas empresas implicadas como Mango, Inditex, El Corte Inglés, Bonmarché o Primark dicen haber aportado dinero, pero no dicen cuánto, y parece que son cantidades mínimas; otras no han aportadonada, entre ellas Benetton, Carrefour o Matalan.

Estas condiciones miserables han conseguido que el sector textil de Bangladesh sea uno de los mayores del mundo (5.000 empresas, con cuatro millones de trabajadores); prácticamente todas las grandes marcas occidentales se nutren de la producción de Bangladesh, si bien muchas de ellas siguen manteniendo una imagen inmaculada porque las fábricas no son de su propiedad, sino de socios o de testaferros que ocultan a los beneficiarios reales. La modernidad que nos venden está cimentada en las peores condiciones de explotación que se puedan concebir.

Tendemos a pensar que estas cosas son propias del tercer mundo, que nada tienen que ver con las avanzadas sociedades occidentales; sin embargo olvidamos que son nuestras empresas las que obtienen grandes beneficios gracias a esta explotación. Los capitalistas de Bangladesh no son mi mejores ni peores que los europeos, de hecho en muchos casos son los mismos, la única lógica del capitalismo es la del máximo beneficio.

La única diferencia es que las continuas luchas obreras consiguieron en Europa unas legislaciones que imponen frenos a la explotación, y se han ido reconociendo derechos laborales y sociales que han configurado el Estado Social de Derecho. Con la excusa de la crisis se están perdiendo a marchas forzadas muchos de estos derechos y los gurús del liberalismo (muy modernos todos ellos) ya hablan abiertamente de la necesidad de desregulación, de dejar todo en manos del mercado porque el Estado sólo impone trabas al crecimiento; nos aseguran que cuanto más ganen los grandes capitalistas será mejor para todos, porque se generará empleo. Estamos empezando a aceptar que para que haya trabajo es necesario que sus condiciones se deterioren y muchos trabajadores se ven abocados a aceptar empleos con un nivel de explotación cada vez mayor, de mera subsistencia.

Es falsa y tramposa la alternativa entre condiciones laborales y nivel de empleo, con el argumento de que lo importante es que se creen puestos de trabajo aunque sea en peores condiciones. En Bangladesh, y en países en situación similar, no existe el desempleo, por el contrario hay tanto trabajo que los trabajadores completan sus míseros salarios realizando horas extraordinarias (a 0,28 euros por horas extra en el sector textil), completando jornadas de más de 12 horas diarias, y todo ello sin las mínimas medidas de seguridad.

Antes de caer en la trampa que nos están tendiendo sería conveniente que nos miremos en el espejo que nos ofrecen otras sociedades, quizás así podamos entrever el futuro que nos brindan.

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...