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Seiscientas personas resucitan con honores la memoria de Enrique de Ossó
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V CENTENARIO STJ

Seiscientas personas resucitan con honores la memoria de Enrique de Ossó

Actualizado 28/07/2015
Manuel Diego

ALBA DE TORMES | Brillante peregrinación teresiana con diversos actos también culturales donde el pasado la villa teresiana ha sido objeto de análisis

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Ha sido una jornada histórica la del martes 28 de septiembre porque, en lo que toca a personal (hoy todos adultos), completaba la de ayer totalmente juvenil. Entre miembros femeninos de la Compañía de Santa Teresa (vulgo Teresianas), fundada por San Enrique de Ossó en el año 1876, y miembros seglares del movimiento laical de la "Familia Teresiana de San Enrique de Ossó", se han acercado a Alba de Tormes más de 600 personas. Pocas veces se ha visto la iglesia de las Madres tan repleta de gente, y ésta de tantas nacionalidades: Europa, Asia, África, América latina... Tanta, que ha habido que servirse de diversos locales para algunos actos: Iglesia de las Madres y Padres Carmelitas, teatro de la villa.

Mucho más que una simple visita turística

Una peregrinación teresiana y no sólo con estilo tradicional (sólo de museo y misa), sino con diversos actos también culturales donde el pasado de Alba de Tormes como villa teresiana ha sido objeto de análisis. Además de un acto de recibimiento oficial en las Madres Carmelitas poniendo de relieve lo que fue Alba de Tormes en la vida y actividad de Enrique de Ossó, tratando de descubrir su huella en el edificio de la iglesia del sepulcro y en el museo CARMUS, ha habido también un encuentro por grupos de 50 en 50 personas en el que se ha expuesto la historia y proyección de la Hermandad Teresiana Universal que se constituyó en Alba de Tormes (27.8.1877) con el fin de aunar esfuerzos y hacer un frente común de todos los amigos, lectores y devotos de Santa Teresa. Con rigor y con sentido de futuro se han analizado los aspectos más originales del proyecto de Enrique de Ossó.

Todos los asistentes han podido realizar una visita muy atenta y minuciosa a la iglesia y al museo, pues ya estaban informados de lugares, detalles y objetos relacionados con este sacerdote tan importante del siglo XIX que movía tantas masas de gente, y casi siempre lo hacía en torno a la figura de santa Teresa.

Las Madres Carmelitas tuvieron el gesto de preparar una vitrina especial en el museo con todos los libros de Ossó que él mismo mandaba a Alba de Tormes en su primera edición con el fin de que fueran colocados sobre la urna del sepulcro teresiano. ¡Menudas rarezas bibliográficas! Allí estaba el libro apaisado y encuadernado en cuero del Registro oficial de la Hermandad Teresiana Universal. Una pieza rarísima que explica tanto la actividad teresiana de Ossó.

La puerta del antiguo relicario del corazón abierta de par en par

Pero tuvieron otro detalle magnífico durante la celebración de la Misa, y fue que la superiora general de la Compañía abriera de par en par la puerta del antiguo relicario del corazón (lado derecho del altar mayor), donde San Enrique veneraba el corazón y el brazo, como nosotros los albenses también lo hacíamos hasta hace algunos años, y allí se pasaba horas y horas postrado y hasta de rodillas dialogando con Santa Teresa. No había forma de arrancarle de aquel lugar que para él era como el santuario teresiano de sus amores, el rincón preferido y más deseado de toda la iglesia. Lo dice un acompañante suyo: "Hemos tenido que hacernos violencia para arrancarnos de aquel sitio". Pues durante toda la misa ha estado abierta esa puerta, y delante fueron colocados un corazón de plata, regalo de las jóvenes teresianas de Tortosa, que él trajo para santa Teresa en su primer viaje de 1875. Más un cirio encendido y un cojín o almohadón de terciopelo rojo que recordasen su gesto oracional en ese mismo lugar; y un ramo de flores en agradecimiento a todo lo que hizo en su tiempo y sigue haciendo con sus hijas por Santa Teresa. Fue una manera emocionante de cargar de intensidad la celebración y traer su recuerdo y presencia en medio de los allí reunidos. Por lo que, ironías de la vida, lo de esta mañana ha sido un homenaje a Teresa de Jesús y a Enrique de Ossó, ambos ya unidos por el reconocimiento eclesial de su santidad.

Los cantos de la misa rezumaban teresianismo (algunas poesías de ella musicadas), pero también estaban construidos con lenguaje ossoniano. Y se leyó durante el silencio de la comunión un fragmento de una carta suya a sus hijas espirituales narrando la experiencia de un viaje a Alba de Tormes en la octava de la fiesta de la Santa, y que dice así: "Mañana dejo España para entrar en Portugal, y sólo dos palabras de lo que he pedido por vosotras en estos lugares: en Ávila, cuna de la Santa, que nazcáis a nueva vida. En Alba, que muráis de amor divino, después de observar las virtudes que os ha dejado en herencia la santa Madre Teresa de Jesús. ¡Qué corazón! ¡Qué herida! ¡Qué espinas! ¡Qué llaga! Por ella os metí y pedí a Jesús y a su Teresa que os abrasen en su amor" (24.10.1883).

La Misa en sus lecturas y oraciones fue la de la Transverberación, la fiesta teresiana más querida de san Enrique de Ossó, y se desarrolló en portugués (Angola) y español.

Un sueño cumplido: peregrinar a tierra de Santa Teresa y Enrique Ossó

Para todos estos peregrinos venir a Alba de Tormes ha sido peregrinar a la Tierra Santa de Teresa de Jesús y de Enrique de Ossó. Una experiencia inolvidable, cálida, llena de referencias y motivos al personaje que los aglutina y que, estamos seguros, será un viaje que volverán a repetir.

Hay que reseñar para el público albense que todos estos peregrinos han comido en Alba de Tormes, recurriendo al servicio de sus restaurantes. Todo un homenaje a la villa que hace más de 100 años, por siete veces, recibió a Enrique de Ossó entre 1875 y 1892 y que a la hora de salir de este lugar y despedirse le hacía exclamar, según nos narra un compañero de viaje: "¡Ya moriremos gozosos!"

Un deseo, si se nos permite, al calor de este día: !Qué bueno sería, si las teresianas, tras las huellas de su padre y fundador, se acostumbraran a venir a Alba de Tormes por la fiesta del 27 de agosto, la fecha preferida de él! Así cada año. Contribuirían tanto al movimiento teresiano y a que no se difuminara con el tiempo la huella de Enrique de Ossó en Alba de Tormes. Alguna medida tendrán que tomar al respecto.

Fotografía: Pedro Zaballos

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