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Nuevos horizontes de empleo, por Javier Ramos Pérez
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OPINIÓN

Nuevos horizontes de empleo, por Javier Ramos Pérez

Actualizado 28/07/2015
David Rodríguez

El problema real radica, desde mi perspectiva, en la imposibilidad que tiene el sistema, y más aún nuestro pueblo de absorber a toda esta cantidad de desempleados

[Img #368538]El desempleo es actualmente uno de los principales problemas derivados de la crisis que llevamos atravesando desde 2008. La que en un principio se mostró como una crisis resultado del efecto especulador de las entidades financieras, o llamada crisis crediticia de otra forma; y derivó en una crisis de deuda, principalmente para países que se encuentran en el sur de Europa, ha producido en España, y en efecto, en nuestra pequeña comunidad, la fracturación de una cantidad elevada de empleos orientados al sector de la producción de inmuebles, y relacionados.

El paro en Ciudad Rodrigo actualmente ronda la cifra de 1.300 personas, con ciertas variaciones, y diferencias si se toman los datos un mes u otro, pero la cantidad de desempleados tiende a esa cifra. Es posible que una buena cantidad de personas que figuran en esas cifras, procedan de sectores productivos que se mantuvieron en pie gracias al terremoto económico, al alza de precios y demanda de servicios que hubo antes de la crisis. Sectores empresariales que tienden a tener una demanda inferior, en consecuencia de la avalancha de crédito concedido por las entidades financieras, vieron aumentada cuantiosamente su demanda, por tanto se puso en marcha un "mecanismo" de generación de servicios que activó a su vez a una gran parte de agentes económicos, agentes que en otras situaciones no son tan requeridos, y por ello no suponen un gran porcentaje de las cifras.

El momento en el que los precios dejaron de ir en alza y las entidades financieras dejaron de conceder créditos a casi cualquier persona que se los solicitase, créditos que de todas formas tenían un valor ínfimo en el mercado, la economía productiva del momento, que era la de la construcción de casas, y con ella los servicios de fontanería, carpintería, cristalería, etc?se colapsó. Un colapso en la producción de casas suponía la pérdida del empleo de un número elevadísimo de personas, que incluía la pérdida de poder adquisitivo afectando así a una contracción de la demanda de otros bienes.

El problema real radica, desde mi perspectiva, en la imposibilidad que tiene el sistema, y más aún nuestro pueblo de absorber a toda esta cantidad de desempleados. El decrépito, pero a su vez poco desarrollado, mercado laboral del pueblo tiene serios problemas para introducir, para añadir a la producción, a todas aquellas personas que perdieron su empleo en el estallido de la economía basada en la compra-venta de hipotecas suprime. Todas estas personas que tienen grandes dificultades para introducirse de nuevo en el mercado laboral, debido a la incompatibilidad de los empleos, o diferentes causas, se conoce como paro estructural, y este es el peor enemigo de las sociedades, debido a que es realmente difícil eliminarlo, y en el largo plazo, deriva en migraciones, lo que significa despoblación.

Hasta dentro de una buena cantidad de años la demanda de casas va a estar baja, o relativamente baja, y por ello no se puede esperar a que todos los afectados por el desempleo encuentren trabajo en la misma situación que la anterior a la crisis. El poder político local debe favorecer, en la medida que se le permita, a crear nuevos focos de empleo, para absorber a todos los parados estructurales del pueblo. No se puede pensar en grandes proyectos, si quiera se puede pensar en proyectos que requieran cierta cualificación. Pero estando Ciudad Rodrigo en una zona ganadera, y donde se pueden generar cultivos relativamente grandes, debe ser, desde mi punto de vista, explotada esta alternativa como forma de dejar la crisis atrás en nuestra comunidad.

El gobierno local ha de favorecer la creación de empresas, cooperativas, etc?que estén relacionadas con el cultivo y con la ganadería. Estos bienes son fundamentales ya que podrían servir para abastecer a los mercados del pueblo, o incluso para expandirse en la medida que puedan. No requieren un exceso de cualificación; en mi opinión cualquier persona está cualificada para trabajar en el sector primario, ya que no es necesaria la formación académica, ni la física en gran medida. Los proyectos deben de estar impulsados en todo momento por el ayuntamiento; deben recibir financiación de este, y en última instancia estar guiados o aconsejados por los técnicos públicos.

Es fundamental que la estructura de las nuevas metas que se quieran plantear, funcione siempre bajo en el ámbito de la cooperación, y por supuesto, de la rentabilidad. No es el objetivo crear un conglomerado de pequeños proyectos financiados parcialmente con la inversión pública y que resulten ser con el paso del tiempo agujeros negros tanto para el déficit público como para el privado, suponiendo un doble problema, el de la administración, y el que es más importante desde mi perspectiva, el del inversor privado.

El actor público tiene en esta función el papel de impulsar los proyectos; en la medida que este pueda conceder aportaciones de capital para favorecer directamente a las primeras inversiones, otorgar bonificaciones fiscales a aquellas personas que quieran emprender un proyecto de este ámbito, etc?

La organización de focos de empleo relacionados con el campo, se puede hacer de tal manera que un grupo de agricultores obtenga ciertos beneficios fiscales por llevar a cabo la actividad. Podrían desarrollarse una cantidad elevada de pequeñas empresas, o pequeños focos de trabajo, que pongan en común sus productos para poder comercializarlos mejor. Es decir, se puede prescindir del método productivo habitual, que cada cual produzca en pro de sus posibilidades en cuestión de afrontar grandes costos, y cada cual lo comercialice como pueda.

E introducir el método, más efectivo y beneficioso en mi opinión, de poner productos en común, y que sea una estructura más grande y desarrollada la que se encargue de poner a disposición del cliente los productos. Al margen de los beneficios sociales que traería el proyecto en tanto que funcionaría en régimen de cooperativa; podría ser una legible entrada en la población ocupada para todas aquellas personas que perdieron su empleo en la construcción y no pueden desempeñar otra clase de función en la actual estructura productiva.

Crear una política orientada al desarrollo del mundo rural en el siglo XXI puede ser una vía aparentemente desfasada, pero interesante desde mi punto de vista, ya que serviría para explotar la verdadera riqueza de esta zona de Salamanca, que es el campo realmente, ayudaría a introducir en el mercado laboral a una elevada cifra de trabajadores, los cuales no pueden esperar el retorno de la construcción en un periodo corto de tiempo. Tendría como hándicap quizás la fracturación de algún que otro monopolio vigente en producción de bienes relacionados, o con la explotación ganadera, que quizás hasta ahora ha estado reservada a un disminuido número de personas que pueden hacer frente el costo.

El sector público local no debe mirar hacia otro lado, debe atender y estudiar todas las propuestas que se hagan en relación a este tema. Realmente pienso que políticas enfocadas a trasvasar empleados de un sector a otro nos acerca más a la solución de los problemas relacionados con la población desocupada en Ciudad Rodrigo.

Javier Ramos Pérez

Estudiante

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