¿De qué se despiden los solteros?

Esta semana tenemos una propuesta de la Policía Local para que se apruebe en un Pleno Municipal, sobre las despedidas de soltero. Se trata de ser un poco más cuidadosos. No mostrarse desnudos en la vía pública, o proferir insultos cercanos al racismo, al sexismo u otras vejaciones etílicas. Como una receta para "portarse" bien en las calles de nuestra ciudad, porque lo que hagan en casa, y en Salamanca muchas se alquilan para este fin, ya es asunto suyo. Permítanme que dude de su eficacia a pesar de su excelente intención. Primero, porque estas celebraciones van más allá de tomarse unas copas y hacer unas risas, se trata de organizar una intensa cita, para la cual se quiere montar un buen carnaval para disfrazarse en aquel personaje que nunca se ha sido. Y será más impactante si todos los invitados son capaces de romper con todos los límites imaginables. Vale todo lo que se quiera hacer: beber, descontrolarse, provocar la mirada de los demás. Como si se viviera por última vez una gran juerga. Hasta donde el cuerpo aguante, esta parece ser la esencia que convoca a los amigos y/o amigas de los futuros cónyuges. Un rito de paso a modo del último desahogo, antes de iniciar una vida opuesta a la alegría. Tan diferente que, más que una convivencia en común, el matrimonio podría catalogarse como un inevitable saqueo: sin amigos, fiestas y diversiones. Estoy segura que si un marciano fuera capaz de grabar las despedidas de solteros, seguro que creería que ser un novio o una novia es el estado previo a una vida de encierro y lo celebran como si se fueran a recluir en un convento de clausura en la Sierra de Francia. También se haría otras preguntas: ¿Es eso el matrimonio? ¿Recurren los gays y las lesbianas a este tipo de despedidas? ¿Por qué es Salamanca el lugar elegido para despedirse del mundo?

Una socióloga e historiadora Stephanie Coont, en su libro Historia del Matrimonio, dice que hasta el siglo XVIII este contrato era una forma rentable de unir patrimonios (sé que están pensando que aún hoy funciona este cálculo). En el siglo XIX aparecieron los sentimientos y la sexualidad. Eso sí, con las formas tradicionales: los esposos deberían trabajar, y las esposas cuidar a las criaturas. En el siglo XX los divorcios se legalizaron. Y nosotros en 1982. Sin embargo, lo que no refleja el BOE, son las ataduras de la tradición o el famoso ¿qué dirán? En un matrimonio es preciso mantener el derecho a que cada uno siga viendo a sus propios amigos, sin tener que llevar adosado a su cónyuge, así como disfrutar de su propio espacio libre. Pero si el matrimonio es una pérdida, la despedida de soltero seguirá siendo una primera fase y la segunda será buscarse otra fiesta, pero esta vez fuera de casa y como bien casado.