La biblioteca, el destino vacacional de los titulados que sueñan con trabajar en la Administración

La estabilidad laboral ha pasado a mejor vida. Las ofertas de empleo publicadas en Internet o en las páginas de algunos periódicos, no invitan al optimismo. Todo lo contrario: jornadas de trabajo que superan las ocho horas a cambio de salarios míseros. Y eso en el mejor de los casos, porque siempre hay quien busca con insistencia y no encuentra nada. Lo viven miles de jóvenes que han terminado sus estudios universitarios e intentan, desde hace meses e incluso años, abrirse camino en el mercado laboral. Pero al final sus esfuerzos acaban en saco roto. Y, por lo tanto, hartos de no encontrar nada que se ajuste a sus perfiles, terminan optando por dos opciones: marcharse del país en busca de un futuro prometedor en el extranjero o, por el contrario, volver a los libros para preparar unas oposiciones.

El empleo público se ha convertido en una tabla de salvación para muchos de ellos. Y más en este año, que es electoral y la oferta ha aumentado en comparación con 2013 o 2014. Del incremento de plazas trata de beneficiarse Sergio de la Cruz, un joven salmantino de 27 años que estudia para trabajar de informático en la Administración central. En diciembre del pasado año perdió su empleo. Trabajaba en Asturias y, en enero, decidió apuntarse a una academia para preparar la oposición. En tres meses se examinará y confía en superar el proceso de selección. Al menos este año tiene más oportunidades de obtener un puesto. "En 2014, ofertaron unas 20 o 25 plazas y ahora 70", asegura el joven salmantino. Trabajar en la Administración le seduce porque es sinónimo de estabilidad laboral. Y además el horario de trabajo le agrada. "Solo tienes que ir por las mañanas", asegura.

También ha vuelto a coger los libros Luis Marcos, un salmantino de 29 años que ha estado preparando las oposiciones de técnico de Hacienda cuatro años. Se ha examinado hace pocos días y está a la espera de recibir la nota. Esta vez se ve con posibilidades de aprobar. "Salí contento del examen", dice con una sonrisa. Ha estado de becario en la empresa privada, aunque prefiere el empleo público. Y eso que cuando empezó la universidad no soñaba con ser empleado público. Sin embargo, la falta de oportunidades en el mercado laboral le hizo cambiar de opinión. Igual que a José Antonio Montero, un titulado en Económicas de 26 años que aspira a ser funcionario de prisiones. Empezó la oposición en octubre y le atrae la idea de trabajar en la Administración. Pero ve difícil volver a la época de prosperidad de antaño y tener un nivel de vida como el que existía antes. "Aunque trabajes para el Estado, regresar a la época de vacas gordas será complicado", asegura.

Un poco más optimista se muestra Víctor Quirós, un abulense de 23 años que prepara el MIR en Salamanca. Pasa horas en la biblioteca con los manuales de Medicina, convencido de que los años de formación le ayudarán a conseguir un empleo digno. Quiere especializarse en la gestión sanitaria. Y con dicho objetivo en la mente trabaja duro este verano.

Fotos: Santos Gozalo