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Sin conocimiento no iremos a ninguna parte
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Sin conocimiento no iremos a ninguna parte

Actualizado 22/07/2015
Miguel Mayoral

Si los países civilizados y prósperos son aquellos en los que se ha conseguido formar una clase media amplia y numerosa, es evidente que esto no se consigue más que con la contribución de capas sociales cada vez más extensas que acceden al consumo de bienes culturales y económicos de forma continuada. Esta situación no es posible sin la implantación y mantenimiento de medidas socioeconómicas capaces de corregir y superar los inevitables momentos de crisis que conducen primero a recortes salariales y, al final, a que muchas empresas cierren o reduzcan sus plantillas, dejando en el paro, a sus cuadros, de trabajo. Si estos parados a pesar suyo, ven reducida o se quedan sin su protección o subsidio, no sólo son víctimas de un egoísmo político y social, sino que , reducen la masa consumista y de ahorro hasta límites peligrosos para el cuerpo social entero.

Umberto Eco afirmaba que los héroes populares tranquilizan la conciencia de la colectividad. Ya no nos quedan héroes, ni los de pacotilla que van cayendo uno tras otro víctimas de la crisis, la princesa de las chonís, la princesa de las tonadilleras, el príncipe del cante, o el galán impertérrito que se le acabó la pasta, o el torero yeye?, todos divorciados de todo y, al final estamos como al principio vacíos de contenido

Las responsabilidades cambian a la vista de la realidad, al pasar del pragmatismo aplicado a la labor del bien social al que se practica para tener más poder o tratar de no perderlo. La memoria colectiva es escasa, y poco efectiva, aunque subyace en las estructuras mentales. La rapidez con que se suceden los acontecimientos hacen que se sepa mucho sin recordar mucho. Como los concursos de la tele, muchos llegan faltos de equipaje y al final acaban peor.

La lucha por mantenerse dentro de una economía difícil y cada vez más global, aunque no nos engañemos, en manos de unos pocos, los mismos de siempre, es difícil para un país como el nuestro que carece de recursos, los que tenía los ha dilapidado y que ha sido incapaz de crear una clase social media acompañada de un nuevo mensaje moral o ético para ir más allá, para cambiar nuevamente. La cultura llena de contenido se ha dejado a un lado cuando no se la ha necesitado para ganar audiencia o slogan, o los votos. Hoy apenas le dedicamos a la cultura unos minutos tranquilizadores de conciencia, mientras los niños seguirán dando gritos en las clases e insultando a los profesores. La política cultural ha sido de escaparate, ya ni siquiera tiene ministerio propio, y vacía de contenido. Se han creado infraestructuras muy modernas que han enriquecido a unos pocos y para acallar a otros pero no se las ha llenado de contenido.

Incluso los protagonistas de la cultura se nos muestran vacíos de contenido, al final parece que sólo les importa el dinero, incapaces de saber que el trabajo bien hecho también conduce a buen puerto, o porque están faltos de esperanza de que esto vaya a cambiar. Los vemos en homenajes, al final todos nos conocemos en cualquier oficio, y sabemos lo que hay, y allí están faltos de vergüenza propia y ajena. Su discurso es vacuo y soez. Lees un libro cualquiera de hoy en día, y es una sucesión de letras que puede juntar cualquiera porque leyéndolos no llenan, no aportan, no enriquecen. Vamos camino de una catástrofe preparada y anunciada. España ya paso por la crisis de 1898, aunque se puede decir que no la hayamos dejado desde la guerra de la Independencia.

En este principio de siglo XXI pudimos haber regenerado la sociedad pero nos dedicamos al dinero fácil mientras se cargaba a la clase media y trabajadora de hipotecas, de alzas de precios, de una nueva moneda que lo trastocó todo, de una energía impagable y de unos salarios que iban a menos, en pro de una clase financiera y bancaria que no ha sabido administrarse y que lo ha perdido todo, incluso lo ajeno. Ahora quieren que paguemos sus deudas, que las hagamos nuestras pero es imposible.

Aprendida la lección los bancos no van a devolver a la sociedad lo prestado, probablemente harán que desaparezca de algún modo para no tener que pagar. Al final el fantasma inventado de un enemigo hará que la clase trabajadora y media tenga que partir a tierra extraña a que la maten en pro de una causa inventada mientras otros, los mismos, seguirán ganando dinero. Es la historia sin fin.

Hay que acordarse del poeta y llenarse las alforjas para tener algo con que hacer frente a lo que nos imponen, de forma cada día más fácil, desde los medios de comunicación y las redes sociales, desde la política y desde Europa. Si no sabemos discernir, si no tenemos conocimiento no iremos a ninguna parte, y nos moriremos de asco.

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