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La Casa la Calera, un oasis para los peregrinos del Camino de Santiago
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en el huerto de calixto y melibea

La Casa la Calera, un oasis para los peregrinos del Camino de Santiago

Actualizado 22/07/2015
Santos Gozalo

Después de pasar horas bajo un sol de justicia, decenas de caminantes hacen un alto en sus trayectos y reponen fuerzas en este albergue municipal

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El mercurio está al alza, aunque para los devotos que recorren el Camino de Santiago el calor es secundario. Los ataques del sol no infunden miedo a los peregrinos que aprovechan el verano para embarcarse en una aventura que cambiará completamente sus vidas. Son conscientes de ello los viajeros que hacen un alto en sus trayectos y se alojan en el albergue "Casa la Calera", situado junto al huerto de Calixto y Melibea.

Una residencia a la que cada año llegan centenares de devotos. Y de diferentes nacionalidades, porque no hay nadie en el mundo que se resista a visitar España y a conocer una ruta que acumula un inmenso patrimonio cultural. Eso sí, cada uno atraviesa el camino con diferentes propósitos. Hay quien decide iniciarlo porque pretende cumplir una promesa, otros, en cambio, se encuentran desempleados y tratan de sacarle partido al tiempo libre. Por ello, cogen la mochila y se adentran en el itinerario dispuestos a llegar hasta el final. Convencidos de que no van a desfallecer y llegarán, pese a las adversidades, hasta Santiago. Y cuando lo consiguen experimentan una sensación única, un cúmulo de emociones que empuja a repetir la vivencia.

Lo sabe Jenny Moore, una australiana de mediana edad que ha estado en Galicia tres veces. "Una vez hice el itinerario francés, otra el inglés y también el portugués", recuerda con una sonrisa. En estos momentos, es voluntaria en la residencia "Casa la Calera". Se encarga de recibir a los peregrinos. Inscribe sus nombres en el registro y les muestra todos los rincones del albergue: las habitaciones, los baños, la cocina. Una estancia ideal para reponer fuerzas, pero también para estrechar lazos con los devotos de otros territorios, porque la residencia, en los meses de julio y agosto, se convierte en una amalgama de culturas. Un enclave ideal para aprender idiomas y, por supuesto, un lugar adecuado para compartir anécdotas después de andar y soportar los azotes del sol durante horas.

Jenny asegura que prefiere recorrer el Camino de Santiago en primavera o en invierno. Nunca durante los meses estivales. "Mejor en abril, en mayo o, incluso, en octubre, ya que hace menos calor", recalca. Además, es partidaria de cruzar la ruta a pie, bajo ningún concepto en bicicleta, porque le encanta entablar conversación con otros peregrinos. "Hablo con mucha gente simpática", afirma. Sostiene que los tres viajes que ha realizado a Santiago le han servido para aprender a ser más paciente y califica, sin duda, de enriquecedoras las experiencias. Eso sí, dice que lo pasaba mal cuando llovía. "Es horrible, pero al final tratas de andar y te olvidas del agua", asegura. Estará en el albergue "Casa la Calera" dos semanas. Luego sacará un billete para Granada y, después, antes de regresar a su Australia natal, pasará unos días en Gandía. Durante su aventura en España, recuerda en todo momento a su hija, que está con su novio en Corea del Sur.

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