Sed de inversiones

Secos estamos en Castilla y León, más aún en Salamanca, de inversiones. Cuando hubo para todos, esta era tierra de turismo, proyectos e inversiones, pero cuando ahora la cosa escasea, no se ofrecen posibilidades de inversión y las miradas de los inversores rara vez se centran en nuestra tierra.

Tierra además muy dada a mirarse el ombligo. Lugares y lugareños con mucha memoria de lo que fue Castilla (Tierra de Reyes y Reinas) y León, cuna del parlamentarismo, pero que lejos de esa historia, está sedienta de futuro. No hay sólo éxitos, si no siempre retos, dificultades y necesidades. Muchas.

Castilla y León está necesitada de centros logísticos, núcleos de formación tecnológica, aeropuerto de referencia único de mercancías y otro de pasajeros. Ah no, que dicen nuestros políticos, que tenemos clústers, Centros Integrados de Transporte, Zonas Transfronterizas? Llamémoslos como queramos, pero están vacios de contenidos más allá de peleas por nombres, de a quiénes les contratamos el logo y a quiénes les recalificamos los terrenos y más aún, a quiénes les adjudicamos las obras de urbanización y construcción. Sí efectivamente, esta tierra ha dado grandes políticos, grandes parlamentarios? pero con cataratas inversoras como visionarios. Bueno, vista para el business sí que tienen sí?

Claro que es una gran tierra con grandes recursos, pero, futbolísticamente hablando, sólo con cintura para esquivar los recortes de la oposición y las entradas de los propios miembros de partido. Si los recursos que da esta tierra son parlamentarios y políticos del gran Establishment, casi que mejor los exportemos. Hoy día es preferible quedarse con cualquiera de los parlamentarios de Galicia, Madrid o Extremadura, entre otros muchos ejemplos, que están logrando grandes éxitos para su tierra y sus conciudadanos. Contratos para empresas locales de otras internaciones, inversiones internacionales en sus tierras, desarrollo de las empresas territoriales hacia el resto de España y hacia lo internacional. Vamos, el éxito con mayúsculas, el empresarial, que es el que se une la relación esfuerzo-caja. Quizá generalizar en toda Castilla y León es demasiado, más bien centrémoslo en Salamanca, que en parte es lo que más incipientemente preocupa.

¿Sería inmoral tentar a las empresas asentadas en Cataluña para que encuentren en Castilla y León la estabilidad que buscan? ¿Seríamos capaces de lograr que Castilla y León tuviera en sus Centros logísticos, no sólo el apoyo europeo del corredor ferroviario, si no el empresarial? La respuesta no sólo es evidente, si no que evidencia la falta de capacidad de nuestros políticos. La inversión institucional, una vez conseguida, se la funden, pero si lo que han hecho tiene interés empresarial, atrae o se puede ofrecer. Inversiones navales tienen su lugar, pero tecnológicas, de núcleos empresariales, de centros de producción industrial, sí sería posible tener y eso genera movimiento económico de primer nivel.

Leemos estos días en la prensa que el AVE llegará a 7 capitales de Castilla y León en este 2015, es decir, 2 desdichadas se quedan sin premio? Soria, lamentablemente, por miles de condicionantes, incluido el geográfico, se queda fuera aunque no deje de merecerlo, pero la otra no deja de sorprenderme? Salamanca. No sólo me duele que sea nuestra tierra, me sorprende porque si defendemos que nuestra industria es el turismo, la formación universitaria e idiomática, alguien nos está cercenando las pocas salidas que nos quedan, ya que nos apoyamos en el capital humano y ése tiene que venir hasta aquí. No dejemos de lado otra de los grandes motores económicos de la provincia: la hostelería de calidad. Mucho hemos abrazado a Fran Vicente, el noble cocinero de Top Chef, y nos hemos hecho fotos con él, pero no luchamos por uno de los influyentes galardones hosteleros: la Capitalidad Gastronómica, que este año 2015 ha ido a parar a Cáceres.

Y hablando de Salamanca, las más importantes industrias que tenemos son Kimberly-Clark y ENUSA, Global Exchange como referentes internacionales, y nacionales a Neumáticos Andrés, Avenida, FeyCe, toda la industria chacinera de Guijuelo, entre muchísimas otras también a destacar, siempre se dejan muchas cuando se enumera. Sin embargo, las locales, desde las pequeñas a las grandes, no logran el suficiente apoyo institucional. No hablamos de subvenciones, que no dejan de ser limosnas, si no lo que está en manos de la administración y del deseo político. Las trabas, cargas, sanciones desproporcionadas no sólo terminan por echar, si no que de partida, impiden asentar.

Como en anteriores artículos, no sólo se trata de dar una visión intangible de la realidad empresarial, si no la cruda realidad. NO ha habido negociaciones con empresas asentadas en Cataluña para ofrecerles nuestra tierra, NO ha habido ofertas a empresas internacionales para poner sedes en Castilla y León, NO ha habido movimiento hacia Suramérica, más allá de ir a las comunidades locales con derecho a voto para las elecciones. Con un crecimiento anual de más del 4% de media y con identidades comunes, menos retos nos encontramos a la hora de establecer relaciones comerciales.

Despierten señores, esta tierra fue mucho, pero se está secando y tiene sed. Los que aún permanecemos aquí, esperamos el milagro. Quien esté por la labor de traer empresas y mimar a las que estamos, que se mueva y trabaje para quedarse, quien no, que haga las maletas y se haga un españoles por el mundo, que verá como en otros lugares se deja trabajar, se hace menos vampirismo tributario y no se practica un mercadeo de derechos y obligaciones tributarias al emprendedor y empresario. Una vez más, para comprender las necesidades de dirigir la política, especialmente la económica, se hace falta haber estado en la calle, esa a la que tantos políticos le tienen miedo porque es donde "se pasa frío". Frio pasa el que no se ha preocupado de labrarse un futuro.