La panacea del emprendimiento

Se comentó hace unos meses, en casi todos los medios de comunicación, que es falso el mito de que los emprendedores, fundamentalmente de internet y startups son la solución al paro. Que todos nuestros jóvenes y trabajadores sin empleo se hagan autónomos, emprendedores, para bajar las cifras del paro y cotizar menos por ellos, fue una descarada y pésima estrategia empresarial y del Gobierno de Mariano Rajoy.

Lanzaron una cortina de humo, "esa especie de juego de espejos e ilusiones que es el emprendimiento, para tapar un drama tan brutal como el paro". A los políticos peperos ?y a los economistas neoliberales? no se les ocurrió otra cosa para solucionar el desempleo, que decidir que lo hagan los emprendedores y los parados. Y es importantísimo el emprendimiento en el tejido industrial de nuestro país, que lo es y mucho, pero no repartido en cientos de startups, en miles de mini pymes de un solo (o dos) trabajadores autónomos.

Según Forbes, la prestigiosa revista internacional del mundo de las finanzas y de los negocios, los trabajadores autónomos españoles son los que más impuestos pagan de casi toda Europa y los que menos derechos sociales tienen. Por no aburrir pondremos ?datos oficiales de la UE y de la revista? solo algunos ejemplos comparativos que son demoledores. Los autónomos portugueses no pagan IVA ni cotizaciones sociales y hacen un único pago al año a hacienda que representa el 24,5% de lo que ingresan anualmente (este es el punto más débil del sistema portugués). En España los autónomos tienen la obligación de pagar mensualmente al menos el 29,8% de su base de cotización a la Seguridad Social, lo que supone pagar como mínimo cada mes a la Seguridad Social 264,44 euros. Además tienen que hacer una declaración trimestral de IVA y pagar IRPF. En Holanda los autónomos pagan una cuota fija de 100 euros al mes a modo de seguro médico privado, pero la cuota anual de autónomos no supera los 50 euros, y la primera declaración de IRPF se hace cinco años después de darse de alta. Y así en casi todos países europeos y en USA.

Las mínimas ayudas (limosnas) que el gobierno pepero da a los nuevos autónomos y jóvenes emprendedores, son pan para hoy y hambre para mañana. Luego, la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, sacando pecho, afirma ufana: "Esperamos que 550.000 autónomos se den de alta hasta 2019" ¿Esperamos, ministra? ¿Promete, una vez más, el partido popular? Como siempre el PP nos lo fía muy lejano para cuatro o cinco años. Pero ahora seguimos con el insoportable paro, la pobreza cada vez más desigual, la fuga del talento y la escasa afiliación a la Seguridad Social, con sueldos precarios y empleos basura, muy temporales.

Hace unos días el empresario castellano leonés, presidente de Grupo Norte, José Rolando Álvarez, ha aprovechado su participación en los Cursos de Verano de El Escorial para poner el dedo en la llaga y desdecir a la ministra. "En el mercado laboral español, hay, por una parte, sobredosis de emprendimiento y, por otro, más de 55.000 puestos de trabajo sin cubrir porque las empresas no encuentran a los candidatos idóneos". No es el único empresario que habla ?o insinúa? la estafa que supone el exceso de emprendedurismo en España. En nuestro país urge una innovadora reestructuración del sector industrial, y no tanto un montón de pequeñas pymes que apenas coticen y con autónomos sufrientes, apareciendo y desapareciendo del mercado laboral. No necesitamos mini empresas instaladas en sótanos o en garajes, con un ordenador y dos sillas, pues su valor es tan hipotético como volátil. No se puede engañar a los trabajadores con la panacea del empleo ideal de su vida. Debemos reestructurar el tejido industrial del país con jóvenes preparados, con estudios, pero también con mano de obra especializada.

Hay un gran falacia en las declaraciones de hace tiempo de Wert, exministro ya (gracias a Dios), sobre que nuestros universitarios no estudian las carreras o grados que demanda el mercado. Claro, también lo han repetido otros gurús de la educación neoliberal y de las Escuelas de Negocios. Pero, qué mercado. Y qué ideología marca esas tendencias. Qué tipo de gobiernos abandonan en manos de las turbulencias e intereses económicos de los mercados la educación y el futuro profesional de sus jóvenes. Los mercados, ya lo hemos visto y padecido muchas veces, son impredecibles y caprichosos. Y obedecen solo a las recetas y mandatos del poder económico.

Y no es cuestión de crear universidades y centros de formación "ad hoc" para ser recaderos del IBEX 35 y de lo que dicten los mercados y acreedores

Más de un tercio de los trabajadores españoles con título universitario desempeña una profesión que no requiere una educación superior. Y lo que es peor, el colectivo con la tasa de paro más baja del país -casi tres veces menos que la de los que solo cuentan con el graduado escolar-, al menos un 37% están sobrecualificados según el último informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CyD).

Ingenieros, matemáticos, físicos o químicos son los que consiguen con más facilidad empleos y salarios acordes al nivel de sus estudios, aunque siempre dentro del corsé del mileurismo. Pero también nuestros licenciados ejercen de agentes de servicio de limpieza, cajeros y reponedores de grandes supermercados, jardineros, peones, camareros, conserjes, etc. Y aquí, claro, los sueldos son ridículos, y las condiciones del trabajo, penosas.