El libro tradicional, la opción escogida por los jóvenes frente al formato digital

La revolución digital ha cambiado los comportamientos de las personas. Pocos escriben ya las cartas a mano o utilizan el teléfono fijo. Pero a la hora de elegir entre leer un libro en papel o hacerlo en un ebook casi todos lo tienen claro: escogen la primera opción. También los jóvenes, que destacan la comodidad que brinda el formato tradicional.

La conoce de primera mano José María Huerga, un zamorano de 33 años y lector de novela negra. Hace un tiempo probó el formato digital, pero, al cabo de unos meses, decidió regresar a lo tradicional. "Con las publicaciones editadas en papel no hace falta estar pendiente de la batería y te ubicas más fácil, ya que el separador queda a la vista", aclara. Además, sostiene con convencimiento que tanto sujetar el libro entre las manos como deslizar los dedos por sus páginas provocan sensaciones que jamás ofrecen los dispositivos digitales.

El hábito de lectura lo adquirió de niño. Entonces disfrutaba con los cómics de "Mortadelo y Filemón", "Zipi y Zape", "Rompetechos" y "Superlópez", y ahora lo hace con las novelas de Carlos Zanón, Alexis Ravelo y Andreu Martín. Y a veces también con las obras de algunos autores argentinos. En todo caso, no le convencen los bestseller del género que llegan de Estados Unidos e inundan las estanterías de los centros comerciales. Aunque en su biblioteca siempre sobra hueco para los clásicos: "Me encanta Jim Thompson", recalca. Aun así, reconoce que durante este año apenas le ha quedado tiempo para leer novelas. Ha vuelto a la universidad para cursar un año de Ciencias Políticas, por eso del plan Bolonia, y los exámenes, las prácticas y los textos académicos no le han permitido disfrutar de una de sus aficiones.

Partidario de lo tradicional es, a su vez, Diego Rodríguez, un gallego de 24 años que oposita para en un futuro trabajar de enfermero. Pero a él sí le apasionan los thrillers, las novelas de intriga que llegan de EEUU. Evoca con una media sonrisa su etapa en el instituto y, sobre todo, las noches en que se quedaba hasta las tres de la mañana sumergido en el universo de Dan Brown. "Permanecía despierto hasta muy tarde y, al final, acababa recibiendo la bronca de mis padres", afirma. Pero ahora, con los estudios, le faltan horas para dedicarle al menos unos minutos a los libros que nada tienen que ver con el mundo de la enfermería.

En idéntica situación se encuentra su amigo y compañero de biblioteca Carlos Puente, también gallego. Pasa horas estudiando, pero solo lee ejemplares relacionados con la oposición. Aun así, recuerda que de pequeño le cautivaron las aventuras de Júpiter, Pete y Bob: los tres investigadores. Aquellos volúmenes con la contraportada verde y que promocionó Alfred Hitchcock.

En lo que respecta al uso de dispositivos digitales, se muestra poco partidario de su uso. Prefiere lo tradicional, en parte, por cuidar la vista, ya que sus ojos se adaptan mejor a la lectura en papel. "Con el ebook, la vista sufre más", resalta.