Esta historia es real, no hace más de ocho horas que ha ocurrido y no he dejado en todos estos instantes, desde entonces, de pensar en ello y de preguntarme el valor de las leyes, las normas, las reglas y de mis palabras.
Este pasado lunes envié una nota de prensa, otra más como tantas que envío a lo largo de las semanas, en nombre de la organización sindical que represento, sobre "Este verano soy becario".
Una nota que servía de anuncio para presentar una campaña informativa y de denuncia, sobre las irregularidades e ilegalidades, que en ocasiones se cometen por parte de las empresas, en el uso de las prácticas formativas con la denominación de becarios.
Una práctica, que cuando se realiza legalmente, alabamos, potenciamos y también utilizamos en nuestro sindicato. Pero que sin duda, también nos está sirviendo para comprobar como con estás formas de utilizar la Formación Dual de forma irregular, algunas empresas aprovechan a estas personas en formación para cubrir temporalmente puestos de trabajo estructurales, para sustituir a los profesionales de vacaciones y como en absoluto se preocupan de la formación de los alumnos, si no que solo quieren sacarles rendimiento productivo sin más.
Y hoy, sobrecogido y perplejo, a media mañana se ha presentado en mi despacho una persona joven, sola y tremendamente agradable, ni voy a mencionar su nombre ni el medio que le enviaba, sonriente, nervioso, ilusionado, con un gesto de felicidad nada habitual, con su grabadora en la mano, su libreta, su mochila y su bolígrafo, con el que jugueteaba constantemente.
Nos hemos sentado y hemos estado charlando casi media hora, en lo que pretendía ser una entrevista y que para nada lo ha parecido por su originalidad y forma de preguntar, sobre las bondades, los beneficios, las posibilidades y las sombras de la condición de becario, las múltiples modalidades que existen legal y erróneamente de contratar en prácticas, en formación, en aprendizaje, así hasta once posibilidades?., absurdo completamente e innecesario.
Creo que hacía tiempo que nadie me escuchaba con tanta atención, con tanta inquietud en su mirada mientras desarrollaba la explicación de nuestra campaña, creo que nadie ha estado nunca tan deseoso de preguntarme algo después de cada una de las respuestas que le iba dando, quizá nunca he encontrado a nadie con tantas ganas de aprender, de trabajar y de demostrarme su profesionalidad.
Y finalmente, al terminar una entrevista tan agradable y en la que me ha hecho sentir como si terminará de dar la clase magistral más interesante del mundo, no he podido evitar el preguntarle reconozco que maliciosamente?. "¿desde cuándo trabajas en este medio?". Y la respuesta con la misma energía, la misma felicidad, la misma ilusión que desde el primer minuto y sin dudarlo?."soy el becario de este verano".
Y ahí me veis a mí, sobrecogido y perplejo, mirándolo, sonriéndole, quizá con gesto de incredulidad y a la vez comprensión, preguntándole de nuevo, "¿y por qué has venido solo, y por qué no te han acompañado, y quien te está enseñando, y quien se encarga de ti?..?"
Y sin apartar su mirada de mis ojos, de forma valiente y sin perder la sonrisa ni un instante, igual de agradable su respuesta, "Ya, si a mí no me importa estar solo".
La evidencia de la situación, lo increíble del momento, lo inexplicable de la responsabilidad que se incumplía, se hacía patente e incontestable.
Un medio de comunicación, una empresa, que ante esta campaña de denuncia, no duda en hacer evidente y visible la necesidad de que denunciemos estas actitudes y una persona joven en su condición de becario, rotundo y decidido, que no duda en salir a la calle a comerse el mundo haciendo lo que le gusta, su pasión, queriendo hacer realidad sus sueños profesionales.
Hoy vuelvo a darme cuenta, de cuanto nos queda por hacer a quienes defendemos la legalidad en el mundo del trabajo.
Hoy he vuelto a comprobar cómo nuestros jóvenes siguen derrochando ilusión sin importarles sus derechos y eso me duele.
Hoy he vuelto a sentir como crece en mí el espíritu de lucha ante lo injusto, la voluntad para cambiar las cosas y como se justifica que día tras día, año tras año, sigamos apostando por informar a los más jóvenes, por intervenir en las empresas, por asesorar a los trabajadores y trabajadoras para que todo esto tan anormal, que cada vez parece ser más habitual, cambie y nos devuelva la justicia social, la sensatez humana y por supuesto por el cumplimiento de los derechos laborales.
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