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La Virgen del Carmen una devoción venida de Oriente
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SE APROXIMA SU FESTIVIDAD

La Virgen del Carmen una devoción venida de Oriente

Actualizado 14/07/2015
Manuel Diego

Venerar a la Virgen del Carmen, por eso, es hacerlo con los grandes místicos del Carmelo, como la veneraron santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz

[Img #357659]En las primeras décadas del siglo XIII, en la falda del Monte Carmelo que mira al mar por el puerto de Haifa (Palestina), se establecieron unos ermitaños latinos queriendo seguir el ideal del profeta Elías, cuya figura estaba ligada a aquellos lugares desde los tiempos bíblicos. Tuvieron la ocurrencia de dedicar la capilla que estaba en medio de las celdas a Santa María, y desde entonces comenzaron a ser conocidos como los "Hermanos de Santa María del Monte Carmelo". Allí, por tanto, en la tierra misma de Jesús, nació este título mariano que, al tener que abandonar los primeros carmelitas la Tierra Santa en el mismo siglo a causa de la invasión musulmana y emigrar a Europa, se extendió por todo el continente europeo.

Los Carmelitas siempre solían dedicar sus iglesias a la Virgen. Entonces, de la misma tierra de Jesús y de un contexto geográfico muy cercano al mar, del promontorio del Monte Carmelo, nos viene esta devoción mariana tan querida y difundida por Castilla, sin embargo tierra de meseta, de trigales y de pan llevar. Aun distante del mar y de sus peligros, sí que se ha entendido en la meseta castellana lo que significa el mar como metáfora de las tormentas y asechanzas de la vida. De ahí que no haya tenido problema en recibir y promocionar la devoción a la Virgen marinera.

El Carmelo por tierras de Castilla

Permaneciendo sólo en Castilla y, más concretamente, dentro de los límites de la provincia de Salamanca, esta devoción está apoyada, sobre todo, con la ayuda y trabajo de los conventos de Carmelitas, frailes y monjas. Gozamos de una numerosa presencia carmelitana, por ejemplo, de frailes y monjas, al mismo tiempo, en Salamanca y Alba de Tormes; sólo de monjas en Peñaranda, Ledesma, Ciudad Rodrigo, Mancera de Abajo y Cabrera; famoso es el desierto de las Batuecas, a las puertas de las Hurdes, habitado por los frailes carmelitas. Los conventos femeninos de Salamanca (Cabrerizos) y Alba de Tormes son fundación teresiana. En total son 10 conventos carmelitas que atestiguan y son focos de devoción mariana en esta tierra charra. Cada uno es, al estilo teresiano, un palomarcito de la Virgen; más aún, cada uno como la Casa de Santa María del Monte Carmelo en medio del pueblo.

La Virgen de una familia religiosa

La Virgen del Carmen, o Santa María del Monte Carmelo, como era su título primigenio, tiene, por tanto, origen palestino, de la tierra misma de Jesús, no lejos de Nazaret y, sobre todo, nació ya vinculada al mar. Es una devoción mariana ligada a la historia de una Orden o familia religiosa, la de los Carmelitas, por lo que venerar a la Virgen del Carmen quiere decir hacerlo como siempre lo han hecho los Carmelitas. Es además una devoción mariana que depende de la rica tradición espiritual y mística de esta Orden. La mística carmelitana representada por figuras como Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Teresita del Niño Jesús, Isabel de la Trinidad, Edith Stein, y tantos otros representantes del Carmelo, es una de las corrientes espirituales más fecundas y universales de la Iglesia Católica, en cuya doctrina la presencia de María no es casual. La Virgen representa la mejor realización de ese ideal espiritual, y así la Virgen del Carmen va siempre vestida de carmelita, con el hábito pardo y la capa blanca. Por lo que, si es verdad que será conocida sobre todo como la Virgen del escapulario que ofrece ayuda en la salvación final, en los peligros de la vida cristiana y del mar, pero también es la Virgen de la contemplación, la Virgen de la unión con Dios y de la vida interior que nos ayuda en esa ardua tarea de escalar el monte de la perfección. El Monte Carmelo, como otros montes bíblicos (Sinaí, Moria, el de las bienaventuranzas, el Calvario?) son ya un símbolo consagrado de la ascensión mística. Por eso, su mismo título mariano (Santa María del Monte Carmelo) nos recuerda que la vida cristiana es escalada, subida hasta la cumbre del monte donde habita Dios.

La Virgen del Carmen es la Virgen que veneraba Teresa de Jesús

Tendremos que recuperar mucho en el sentido más original de esta devoción, es decir, a través de la Virgen del Carmen podemos descubrir y cultivar esa necesaria dimensión contemplativa de la vida cristiana, como también la percepción del mundo interior humano como un valor importante y enriquecedor de nuestra personalidad. Y solo así estaremos en comunión con la mejor tradición mística de la Iglesia, la del Carmelo.

Venerar a la Virgen del Carmen, por eso, es hacerlo con los grandes místicos del Carmelo, como la veneraron santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz.

En este V centenario del nacimiento de Santa Teresa sí que tiene sentido el recuperar la experiencia mariana teresiana, porque con este título de la Virgen del Carmen es como la difundía y veneraba esta mujer nacida en Ávila (1515) y muerta en Alba de Tormes (1582).

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