Estudiantes de español, una realidad en la ciudad durante el verano

No hay verano en Salamanca sin la presencia de los estudiantes que llegan a la ciudad dispuestos a profundizar sus conocimientos de español. Alumnos procedentes de Estados Unidos, Francia o Suiza que recalan en la capital del Tormes y que, en algunos casos, sienten la necesidad de repetir experiencia, ya que la ciudad cautiva. Atrapa por la amabilidad de la gente. Pero también por su patrimonio cultural.

Es testigo de ello Kathleen Ariel, una joven estadounidense de 32 años que visita por cuarta vez Salamanca. No puede contener la risa cuando recuerda la primera vez que se puso delante de la fachada de la Universidad de Salamanca para dar con la famosa rana. "Fue difícil localizarla, pero al final, con un poco de suerte, la encontré", asegura con una sonrisa de oreja a oreja.

Este año trabaja como asistente en una escuela de idiomas ubicada en el centro de la ciudad. Ayuda a adaptarse a los nuevos estudiantes. Aunque ahora está trabajando, no duda en aprovechar el tiempo libre para perfeccionar su nivel de español, porque le encanta el castellano. Aunque confiesa que la gramática, a veces, le resulta complicada. "En inglés no tenemos tantos tiempos verbales", aclara. Pero no solo a Kathleen se le hace cuesta arriba diferenciar el pretérito perfecto simple del imperfecto, o conocer la utilidad del pretérito pluscuamperfecto.

Ebticem Medkbaoui, una francesa de 32 años que reside en Nueva York y que ha cambiado las bulliciosas calles de la Gran Manzana por la apacible Salamanca, también arrastra su particular vía crucis con los tiempos verbales. "A mí me parece complejo el subjuntivo, pero también me cuesta diferenciar los verbos ser y estar", afirma con el semblante sonriente. En los treses meses que lleva aquí, se ha conocido al dedillo la ciudad y le encantan todos los rincones: "Me gustan las puestas de sol, el parque de los Jesuitas y la Plaza Mayor", asegura.

Y después de trabajar duro o escuchar con atención a los profesores de los cursos de español durante la mañana, la noche es, sin duda, para los estudiantes el momento en que desconectan del ajetreo diurno. Kathleen y Ebicem Medkbaoui ya conocen el ambiente nocturno de la ciudad, igual que Jeremy von Moos, un joven helvético de 18 años que no duda en destacar la alegría que derrochan los españoles. "En Suiza la gente es un poco más seria". Le encanta la fiesta de Salamanca, en parte, por las bebidas, que son baratas, pero también por la posibilidad de conocer a jóvenes de diferentes nacionalidades. Tanto le apasiona Salamanca que es la tercera vez que visita la capital. Y sigue disfrutando como la primera.