Trabajar con los termómetros rondando los 40º

Es lunes y el termómetro continúa sin dar tregua. El sol embiste con rabia, pero el trabajo es lo primero. Y más en estos tiempos, cuando toca aprovechar cualquier oportunidad dada la coyuntura económica. Lo saben Estela García, Sebastián Hernández y Javier Vicente. La primera, una mujer de mediana edad, es propietaria de una frutería situada en Pizarrales y, a menudo, se ve obligada a salir de su establecimiento para sacar de la furgoneta las cajas repletas de manzanas, melocotones y peras, y que después coloca a la vista de los clientes. Asegura que trabajar durante el período estival le resulta complicado. Aun así, tiene sus trucos para sortear los azotes del sol. "Para enfrentarse al calor, nada mejor que el agua, un ventilador y permanecer todo lo que se pueda a la sombra", sostiene. "Y si se puede, meterse en la cámara", bromea Conchi, su compañera de trabajo. Pero Estela es una mujer más que acostumbrada a soportar el calor, no en vano, tiempo atrás, le tocó trabajar en los mercadillos y en el campo.

La opinión de la propietaria de la frutería contrasta con la de Sebastián Hernández, dueño de un kiosco ubicado también en Pizarrales. Le encanta el verano y, aunque reconoce que hay momentos en que siente asfixia por las maratonianas jornadas de sol, le gusta levantarse por la mañana y ver el cielo despejado. Le infunde ánimos. También recurre al agua o a las bebidas refrescantes para combatir los azotes del calor. Su buen humor se debe, en parte, a que en poco más de una semana se marcha de vacaciones. "Me voy a la playa para remojarme", dice con una sonrisa. Lo que peor lleva de estos meses veraniegos es que, algunos días, la afluencia de público es menor que en invierno. "La gente se marcha a la piscina o al pueblo y se nota menos trasiego", aclara. Sin embargo, para atraer a los clientes y diversificar el negocio, durante estos meses, apuesta por abrir un espacio en su establecimiento para vender helados. Sostiene que le encanta su trabajo, pero, si tuviera la oportunidad de elegir, le apasionaría ser futbolista. "Y del Real Madrid", añade. Siente predilección por el exguardameta blanco Iker Casillas. Es más, su hijo lleva el mismo nombre, en parte, como guiño al que durante años ha defendido la portería merengue.

En temas futbolísticos difiere Javier Vicente, un joven de 23 años y seguidor del FC Barcelona. Ahora trabaja de camarero en un bar situado en Pizarrales y dice sentirse cómodo en los meses estivales, ya que, servir en la terraza y ver gente en las calles, le da fuerzas para afrontar el día. Su receta para combatir el calor es el agua helada, pero las altas temperaturas no le preocupan, ya que el bar se encuentra ubicado en una zona donde apenas llegan los rayos solares. Sin embargo, espera con ganas que llegue octubre, fecha en que comenzarán sus vacaciones.