BÉJAR | Durante dos días chapas de metal han estado tiradas en una de las puertas del Parque de la Aliseda y dos hediondos contenedores reciben con su aroma en la otra
En el Parque de la Aliseda, hace algunos meses, se colocaron unas puertas para evitar el vandalismo del que se ve aquejado. Y es verdad que en los últimos días, se han visto operarios del departamento de Medio Ambiente reponiendo los cables de las farolas que hace meses habían sido robados, hecho que había dejado al parque sumido en la casi absoluta oscuridad por las noches.
Sin embargo, el mantenimiento del parque pasa también por su limpieza, y puede que eso invite al respeto y a su cuidado por parte de todos. Pero, si durante dos días, chapas de metal o escombros se encuentran tirados en medio de una de las entradas al recinto, dos hediondos contenedores reciben al paseante en la otra y a eso añadimos las cantidades de latas y envoltorios que arrastrados por el viento van a parar a las riberas de los canales y se mantienen ahí durante semanas, sin que los servicios del Ayuntamiento las retiren, hace suponer que el abandono campa en el lugar.
Ya no pueden pasar ni pasear los perros y sus dueños, ni atados ni sin atar, está prohibido porque ensucian y son un peligro para los niños, que -por otro lado-, escasamente se ven en ese lugar que poco a poco languidece.
Desde el Ayuntamiento se prohíbe demasiado y se actúa poco, no es la solución que los lugares no se utilicen, se cierren o se limiten, sino que se cuiden, se protejan e iluminen y es la Concejalía de Medio Ambiente la que debe adoptar las medidas necesarias para invitar al respeto de una zona tan céntrica y agradable; porque es un privilegio poder disfrutar de un parque en el centro de una ciudad y en la orilla de un río.
Puede que las verjas eviten los robos o al menos se lo pongan más difícil a los ladrones, pero a la vez cortan el paso a quienes no roban, que son la mayoría de los bejaranos; pero también puede, que sea más eficaz que haya limpieza, mantenimiento y algo tan sencillo como que no sean unos contendores de basura los que reciban a los viandantes en la puerta del parque.