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Ayuntamiento: ¿más de lo mismo ?
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Ayuntamiento: ¿más de lo mismo ?

Actualizado 07/07/2015
Enviado por CARTAS

Decíamos hace unos meses, antes de las elecciones, que a qué venía tanta obra, tanta rotonda, tanto despilfarro a pocas semanas de las elecciones municipales. Pues bien, aquella fiebre pasó, pero no del todo. El Ayuntamiento cesante nos ha dejado en herencia (además de una cuantiosa deuda) un rosario de obras haciendo que esto parezca el cuento de nunca acabar.

Paseo esta mañana por la avenida de Villamayor y observo con minuciosidad la nueva acera, los pequeños alcorques que ?parece- quieren ahogar a los árboles y unos centímetros de ampliación de acera que para nada, opino, pueden justificar la premura de dicha obra.

Observo con disgusto también el tramo todavía no ejecutado, el que va desde la calle Muñoz Torrero hasta la avda. de Carmelitas. Las hermosas piedras de granito, desgastadas, envejecidas, con variaciones en dibujos, tamaños y materiales que la hacen única, bien hecha, con historia, y que probablemente, no ha necesitado ser reparada en muchas décadas (a diferencia de lo que ocurre ?sospechosamente- todos los días con el pavimento de las calles Zamora y Toro). La lista es larga y no exhaustiva: María Auxiliadora (yo sigo llamándola Federico Anaya) y un sinfín de calles que están siendo asfaltadas en Labradores, Chinchibarra y otros muchos barrios.

No puedo por menos de acordarme de Bertol Brecht:

De todos los objetos, los que más amo son los usados. Las vasijas de cobre con abolladuras y bordes aplastados, los cuchillos y tenedores cuyos mangos de madera han sido cogidos por muchas manos. Éstas son las forma

s que me parecen más nobles. Ésas losas en torno a viejas casas desgastadas de haber sido pisadas tantas veces, esas losas entre las que crece la hierba me parecen objetos felices. Impregnados del uso de muchos, a menudo transformados, han ido perfeccionando sus formas y se han hecho preciosos porque han sido apreciados muchas veces. Me gustan incluso los fragmentos de esculturas con los brazos cortados. Vivieron también para mí. Cayeron porque fueron trasladadas; si las derribaron, fue porque no estaban muy altas. Las construcciones casi en ruinas parecen todavía proyectos sin acabar, grandiosos; sus bellas medidas pueden ya imaginarse, pero aún necesitan de nuestra comprensión. Y, además, ya sirvieron, ya fueron superadas incluso. Todas estas cosas me hacen feliz.

Pero no, en esta ciudad, que se tiene por culta, por amante y respetuosa con lo antiguo, se arrasa, casi a diario, todo aquello que puede estar viejo, que necesita una pequeña reparación, que parece pasado de moda, para tirarlo a la basura y sustituirlo por algo nuevo, no necesariamente mejor. No hay calle, ni plaza, ni jardín, ni banco, ni farola de los que puedan decirse ¡qué antiguas piedras! ¡qué viejos, nobles y bellos árboles! ¡qué forjados!

Me conformaré con hacer unas fotografías para recordar estas piedras, que no se rompen como las galletas de la calle Zamora.

Nada, nada es "digno" de ser conservado; es mejor "comprar y tirar", las piedras también.

José M. Lorenzo Huerta.

miembro del Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca

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