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José Sánchez: “Puse la mano en el arado y no he vuelto la vista atrás”
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TESTIMONIO RELIGIOSO

José Sánchez: “Puse la mano en el arado y no he vuelto la vista atrás”

Actualizado 04/07/2015
Redacción

El párroco de Carbajosa (anteriormente de Cantalpino y Arabayona) afirma que "no vale anunciar el evangelio como una obligación" (GALERÍA DE FOTOS)

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El actual párroco de Carbajosa de la Sagrada ?anteriormente de Cantalpino y Arabayona- ofrece su testimonio como religioso desde que recibió la ordenación sacerdotal:

[Img #350918]Recibí la ordenación sacerdotal en una mañana lluviosa, el lunes de Pascua de Resurrección, el 11 de abril de 1966. Han pasado 49 años, durante los cuales he procurado servir a la Iglesia de Salamanca con ilusión y entrega. Doy gracias a Dios porque, desde la humildad, me atrevo a decir que conservo "el amor primero" y que, a pesar de los cansancios de la última hora, el Señor sigue dándome fuerzas para sembrar y anunciar "la alegría del evangelio". No es fácil la tarea parroquial en estos tiempos "recios" que vivimos. Cuesta abrir nuevos caminos y abandonar el cómodo criterio pastoral "de siempre se ha hecho así"; pero cuando uno está convencido que con "Jesucristo siempre nace y renace la alegría" y que el amor misericordioso de Dios es anuncio gozoso y posibilidad real de salvación para el hombre de hoy, esa convicción está pidiendo audacia y creatividad para llevar el evangelio de Jesús a todos sin excepción y sin exclusiones. Estoy convencido que esto solo es posible desde la conversión radical en el encuentro "personal con Jesucristo o desde la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso".

¿Cómo nació mi vocación al sacerdocio? Yo era un niño cuando ingresé en el Seminario. A los 11 años no podía tener claro mi futuro. Pero vivía en un ambiente familiar propicio para que el Espíritu Santo pudiera dejarse oír. El hogar fue la primera y principal escuela para conocer y amar a Dios. Mis padres me enseñaron a rezar, de ellos aprendí a valorar el esfuerzo y el trabajo y con ellos viví con sencillez. A pesar de las dificultades económicas, asumieron con gusto los gastos del Seminario, desechando la opción de irme con los frailes, porque yo quería ser cura de pueblo. Les estaré siempre agradecido y recordaré su generosidad, sobre toda la de mi madre, viuda al empezar yo el cuarto curso, por ayudarme a seguir la llamada del Señor y a serle fiel a pesar de las crisis.

[Img #350917]Como yo quería he sido cura de pueblo. Durante muchos años en el Santuario de Cabrera conocí de cerca la vida consagrada con las Carmelitas Descalzas de la M. Maravillas y viví con gozo la religiosidad popular acogiendo y acompañando a los peregrinos y devotos del Cristo de Cabrera. Fue el momento del postconcilio en el que tuve que renovar mi formación teológica tradicional con los nuevos aires que el Concilio auspiciaba. No fue tarea fácil pero supuso un crecimiento personal de madurez, sin miedos y asumiendo riesgos que terminaron en siembra eficaz y esperanzada.

Otro momento importante en mi servicio pastoral fue armonizar el trabajo con los jóvenes en el Instituto "Fernando de Rojas" de Salamanca y el servicio a los pueblos de Cantalpino y Arabayona, donde residía. Los jóvenes me enseñaron a ser más abierto, a valorar el diálogo, a relativizar muchas cosas en las que yo me creía seguro, pero sobre todo, a vivir con mayor autenticidad los valores del Evangelio, porque de lo contrario, la enseñanza en las clases de Religión estaría devaluada. El trato con los jóvenes me dio nuevas energías para trabajar en los pueblos con mayor ilusión y cercanía y volcar todo mi trabajo en la catequesis con los niños y los catequistas.

[Img #350916]Ahora, en el último tramo del camino de mi vida trato de servir a la Iglesia en Carbajosa. Aquí los retos son muy grandes: matrimonios jóvenes, familias, cuyo modelo no es el tradicional, muchos jóvenes a las que la Iglesia les dice poco, centenares de niños, necesitados de la iniciación cristiana. ¿Qué hacer para salir e ir a su encuentro? El cansancio y la tentación de tirar la toalla son reales. Pero también es real la fuerza de Jesús que Él me transmite desde la oración y el servicio de la caridad. El Papa Francisco nos anima a ser evangelizadores con espíritu. Es verdad: no vale anunciar el evangelio como una obligación, sino como una experiencia gozosa del encuentro con Jesucristo, que es capaz de transformarlo todo y en especial el corazón de cada persona. Doy gracias a Dios y a María, nuestra Madre, porque con su ayuda puse la mano en el arado y no he vuelto la vista atrás.

José Sánchez

Párroco de Carbajosa (con anterioridad de Cantalpino)

En las imágenes, de Alex López, José Sánchez en la procesión del Corpus de Carbajosa de la Sagrada

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