Hace unos días, en los salones de la parroquia de La Purísima tuvimos un gratificante encuentro con Theodore, un sacerdote de Benín (antiguo Dahomey) que ha pasado algunos cursos entre nosotros mientras completaba su formación para mejor poder servir a sus hermanos benineses. Nos emocionó mientras contaba el progreso de la ONG "Vie pour tous"(Vida para todos) y de sus actuales proyectos. No se trata de planificar cosas desde aquí, sino de hacerlas allí, desde abajo, con el protagonismo de las personas, muy especialmente de las mujeres; y hacerlas con calidad, única forma de que puedan ser útiles y colaborar al desarrollo sostenible. Algo estamos recaudando y esperemos que, en breve plazo, pueda contar con financiación para su ansiado dormitorio nuevo para las chicas del complejo educativo que regenta.
Hubo un diálogo muy vivo después de la proyección de un video (nada sin video en el Siglo XXI); en él salió varias veces el diálogo interreligioso con el Islam ?Benín es una sociedad multirreligiosa- y parece que, en ese sentido, Benín es ejemplar, dada la que está cayendo. Como siempre, las buenas noticias se difunden poco y mal, los actos terroristas mucho y bien y no digo yo que no haya que hacerlo, que es cosa muy seria. Al final de la sesión se formaron los típicos corrillos y pude preguntarle en privado a Theodore algo que no me pareció bien exponer en público: Oye, Theodore: ¿en Benín las sociedades musulmanas de caridad son muy fuertes? Sí, me respondió, tienen muchísimo dinero, aunque no siempre disponen de los "recursos humanos" suficientes y suficientemente preparados para emplearlo bien.
Enseguida me vino a la cabeza, y se lo comenté, que un sobrino mío se casó recientemente con una chica de Bosnia-Herzegovina, nacida y criada durante la guerra en una pequeña ciudad de unos quince mil habitantes. A pesar de todos los pesares pudo terminar el Bachillerato y obtener una beca para estudiar en Bolonia; ahora es una joven astrónoma que trabaja en Inglaterra donde vive con mi sobrino y Carla, la pequeña hija de ambos. La ciudad de mi sobrina política, antes de la guerra, era de mayoría musulmana, pero con una fuerte minoría ortodoxa y un pequeño grupo de católicos. La boda se celebró allí porque no había ninguna garantía de que concediesen visado de salida a sus familiares para poder celebrarla en España; nosotros, como ciudadanos de la UE, no tuvimos ningún problema en viajar allí con la simple presentación del DNI. La mañana del día de la boda pudimos dar un largo paseo por el valle donde está asentada la ciudad y me llamó la atención el dominio arquitectónico que ejercían sobre el paisaje tres mezquitas nuevas, recientemente construidas con dinero saudí y que estaban aparentemente cerradas.
Algo no estamos haciendo bien: los Gobiernos occidentales son cicateros con la ayuda al llamado Tercer Mundo, la ayuda española para Cooperación se ha reducido al mínimo y los fieles católicos, que cada vez somos menos, y las ONGs de inspiración católica, tenemos cada vez más dificultades para reunir los fondos necesarios para poder sostener proyectos en los países más empobrecidos. La ceguera antes que después se paga.
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.