Darwin y los políticos

La teoría de Darwin, la evolución de las especies, se ha puesto de moda. No es el más fuerte el que gana la partida del futuro, sino el que mejor sabe adaptarse a la realidad. El PP ganó las últimas elecciones autonómicas y municipales, pero ha perdido mucho mando. Otras formaciones políticas, entre ellas el PSOE, se ha sabido adaptar a las circunstancias y le ha arrebatado poder a los populares aún perdiendo votos.

La teoría de la evolución viene a decir que el medioambiente donde viven los seres vivos ofrece recursos limitados; los organismos compiten por ellos y los que consigan adaptarse mejor al medio lograrán más recursos y se reproducirán más y mejor. Esta teoría, por supuesto, propone un origen no sobrenatural de la vida de las especies, y considera que la especie humana está sometida a las mismas leyes que el resto de los animales. Aunque esta teoría produjo un gran impacto y controversia en su día, lo cierto es que se ha ido demostrando que Darwin no iba desencaminado.

Y lo curioso es que esta teoría no sólo sirve para los animales y los humanos, si no que también es aplicable a otros entes, como los partidos políticos, regentados por humanos, y, a veces, por animales poco evolucionados y encima corruptos. Por eso los fracasos en las elecciones: porque los hombres políticos se encierran en sus cavernas y se olvidan de pulsar la realidad de la calle. Los políticos suelen crear clanes, grupos afines y amigos tan leales (a los intereses comunes) que se olvidan de conocer lo que pasa en la rúa, lo que se escucha desde la ventana.

Y todo eso sucede mientras una de las palabras más pronunciadas desde hace años, "comunicación", es maltratada. Los políticos se llegan a meter tanto en su mundo exclusivo que no hacen caso de comunicar bien sus decisiones. Otros ni bien ni mal; ni siquiera comunican. ¿Cómo puede entenderse, por ejemplo, que Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León durante los últimos ocho años haya concedido únicamente dos o tres entrevistas a todos los medios juntos de esta inmensa Comunidad? Separo, por supuesto, los períodos preelectorales y campañas, donde se multiplica. Faltaría más que no lo hiciera en ese momento.

Pero es que los políticos en general, y Herrera en particular, huyen de los medios, y eso que les son amables y favorables. En Castilla y León encontrar un artículo crítico, con nombres y apellidos, es como buscar una aguja en un pajar. Pues ni así los señores políticos que mandan se entregan a la comunicación. Después siempre se quejan. Cuando Aznar terminó sus ocho años de gobierno al hacer balance dijo que le había fallado la comunicación. Rajoy ahora acaba de decir lo mismo, y por eso ha puesto al palentino Pablo Casado, de rostro amable y buen comunicador, al frente del departamento.

Necesitan los del PP adaptarse como los pájaros de Darwin si no quieren que se los merienden los nuevos que han llegado a la política, especialmente los de Podemos, quienes descubrieron que la crisis era una oportunidad para adaptarse a la realidad. Desde ahí dieron el paso y el resultado ya se ha visto: nuevas caras, nuevos planteamientos, otro contexto político.

Ciudadanos ya estaba, aunque sólo en Cataluña, y lo que ha hecho en tan poco tiempo es también un ejemplo de adaptación. Es verdad que ha tenido que improvisar a más de un pájaro, que se ha colado en su bosque político, pero eso forma parte de la propia teoría de Darwin: hay pájaros a los que les crece el pico porque deben buscar la comida en profundidades complicadas. Y a base de martillear consiguen su objetivo. Pero en general, Ciudadanos se ha adaptado bien, y más que se va a adaptar en las próximas elecciones generales con Albert Rivera en el cartel.

La comunicación y el periodismo son dos cosas que en principio se parecen, pero son muy diferentes, aunque se suelan confundir. La comunicación lleva aparejada la propaganda, que es lo que hacen los partidos, mientras el periodismo, si lo es en su sentido real, es crítico, explica las diferentes "objetividades" y ejerce de control al poder. Es más: comunicación y periodismo en puridad deberían ser antagónicos. El problema, la confusión, llega cuando se mezcla periodismo y comunicación, generándose una mezcla con el tiempo destructora. Pero el asunto es irresoluble porque periodismo y comunicación no son ciencias exactas, lo que han aprovechado expertos, predicadores, tertulianos (muchos) marketinianos, entendidillos, brujos y sabelotodos para su propio beneficio, lo que ha terminado por ser parte del problema de los propios políticos.

Habría que hacer una disección rápida y decir que lo primero que tienen que hacer los políticos es hacer acciones sensatas, lógicas y prácticas, teniendo como referente la sociedad a la que sirve. Después comunicar sin descanso esas acciones, para que se entere todo el mundo. Y, paralelamente, debe entrar el periodismo en todas sus variantes. Esa debería ser la evolución de los temas políticos y las acciones de los gobernantes. Pero actualmente el engrudo que se ha formado hace que la gente no entienda nada y que, por tanto, desconfíe. Y al desconfiar busque nuevas vías, nuevas caras, nuevos políticos. Eso es lo que ha pasado.

La evolución de las especies políticas, por otra parte, no puede terminar nunca. La evolución es continua y eterna. Y el camarón que se duerme, se lo lleva la corriente. Los políticos lo saben, pero no aprenden. Por eso seguirán cometiendo los mismos errores: porque, aunque no lo parezca a veces, son humanos, y muy humanos, y por eso vuelven a tropezar en las mismas piedras, u otras parecidas. Por eso los cambios políticos seguirán sucediéndose.

En cualquier caso: ahora los políticos del PP que mejor se adapten saldrán mejor parados. Los del PSOE, ya veremos, porque se han adaptado tanto que han cruzado demasiado la especie y a lo mejor el cuerpo electoral el día de mañana, por mucha bandera enorme que pongan para arroparse, les rechaza. O no, que eso nunca se sabe. El tiempo, en cinco meses, nos lo dirá.