Un bastión 'popular' con vasos comunicantes

La Diputación de Salamanca seguirá siendo bastión del Partido Popular, con algún muro de contención menos y varias lupas más. El desgaste de los populares en las urnas ha mermado efectivos en la provincia, en municipios 'granero', pero sobre todo en la capital.

Esa situación se vio reflejada este sábado en la composición de la Corporación Provincial, con nuevas caras y formaciones políticas. Además del tradicional tándem PP-PSOE entran por la puerta principal de la fortaleza 'popular' diputados en representación de Ciudadanos y Ganemos, que ya desde el primer minuto han empezado a ser la sal y la pimienta de la nueva legislatura en la que el reelegido presidente de La Salina, Javier Iglesias, está obligado a ejercer un mandato mirando de reojo a su alrededor para no herir sensibilidades en los tutores de los recientes pactos locales, provinciales y regionales con los 'naranjas' de Albert Rivera. Será por tanto momento para una política de vasos comunicantes. Iglesias puede encontrar resistencias en el seno de su partido si opta por sacar la apisonadora de la mayoría absoluta. Un presidente de los populares que ha decidido renovar las ramas del árbol aunque mantiene el mismo tronco, el núcleo duro de la anterior etapa. ¿Será la misma foto al final de legislatura?

La holgada victoria del PP dejaba entrever serenidad en los rostros de sus dirigentes y militantes en la toma de posesión de los diputados y la constitución de la nueva Corporación, en un acto de altas temperaturas, las mismas que, con certeza, se registrarán en los intensos debates de comisiones, plenos y comparecencias públicas de los diputados en la oposición. Uno de ellos, Gabriel de la Mora, por Ganemos, ya ha apuntado maneras en su discurso de investidura, donde no ha dejado títere con cabeza. Ha sido el diputado que ha traspasado las líneas de lo políticamente correcto con duras críticas al presidente, a su vicepresidente, al papel de algunos de medios de comunicación y de las propias diputaciones. Será sin duda uno de los cocineros que más sabor dará a los guisos de La Salina.

Ojalá que el duro contraste de pareceres y una oposición seguramente más fiscalizadora a la labor de Iglesias, hecha siempre desde la responsabilidad y alejada de la demagogia o de intereses externos, redunde a favor de los vecinos de la provincia. Que las agrias tensiones y los apasionados debates, muchas veces necesarios, permitan avanzar en proyectos que mejoren la calidad de vida en los pueblos de Salamanca, asolados por la despoblación y la escasez de oportunidades.

A buen seguro que lo observado en el primer pleno institucional de la legislatura se verá acrecentado los próximos cuatro años. Testigo ha sido el hermoso patio de arcos, capiteles y ménsulas platerescas del Palacio de La Salina, donde se ha concentrado toda la 'creme' de la política, las instituciones y sociedad salmantinas. Y donde el calor del verano se ha convertido en una premonición de los elevados niveles que marcará el termómetro político para este nuevo periodo de cuatro años en la Diputación Provincial.

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