Incertidumbres y sorpresas

Tras las elecciones autonómicas y municipales Castilla y León, como en casi toda España, se ha producido un cisco monumental. La tranquilidad en la que vivía el PP se le ha convertido en una pesadilla. Se acabó la dulce paz y el granero de votos. Ahora en todos los pueblos y ciudades se viven otras alternativas, otras formas. Han llegado caras nuevas de Ciudadanos y Podemos (con distintas marcas) y el propio PSOE ha resucitado, a pesar de que en una gran parte de los sitios ha perdido votos. Es la ley de la democracia.

Pero junto a esto, en Castilla y León estamos perplejos ante la incertidumbre propiciada por Juan Vicente Herrera Campo, el hombre que encarna en su persona todo el poder popular desde hace 14 años. Como si esto fuera un juego de parchís, o de la oca, o de algo por el estilo, el burgalés no sabe que hacer con el dado. Después de hacerse de rogar para presentarse encabezando el cartel del PP a la Junta, se descolgó tras los resultados diciendo que está pensando si se presenta o no a la investidura en las Cortes para ser presidente del gobierno regional.

La pérdida de la mayoría absoluta por un procurador le ha dejado trastocado. Tenía una holgada mayoría y se ha quedado con 42 procuradores. A pesar de eso obtuvo el mejor resultado del PP en todas las comunidades autónomas. No obstante, en lugar de entender eso como una victoria personal, algo le magulló el fondo de sus ideas y desde la noche electoral ha andado como alma en pena. De ahí pasó a arremeter contra el gobierno de Mariano Rajoy por no tratar como el considera el tema del carbón. La pérdida de procuradores en León le ha llegado al alma, y por medio de su portavoz, y él mismo, ha reclamado al ministro del ramo, Soria, y al propio Rajoy, otro trato para ese problema.

Todo el mundo se sorprendió del tono empleado, las formas y las maneras empleadas dentro de su propia casa. Dardos envenenados de Valladolid a Madrid y de Madrid a Valladolid. La cosa alcanzó límites sorprendentes el pasado jueves cuando el propio Herrera dijo en la cumbre de su partido en Madrid que estaba en una reflexión personal sobre si será el candidato o no. En la capital de España flipan y en Castilla y León los propios hombres y mujeres del PP no entienden nada. No digamos los responsables de los demás partidos, que se están riendo a mandíbula batiente.

En medio de todo, va Rajoy y le da una coz a Herrera y a su lugarteniente, el llamado Pica, quien responde al nombre de José Antonio de Santiago-Juárez, nombrando nada menos que número tres del PP a Fernando Martínez Maíllo, el presidente del PP de Zamora y candidato a presidir de nuevo la Diputación de esta provincia. Y digo que les ha dado una coz porque Maíllo no es de la cuerda de Herrera y Pica, de lo cual hay que colegir que bastante les está diciendo Rajoy. Vamos, que los ha ninguneado, incluso reído de ellos. ¿Se lo merecen? Visto lo visto, sí. ¿Maíllo es una buena solución para el PP nacional? No, porque además de tener muchas aristas está en el lío judicial de Caja España y eso puede terminar pasándole factura, a él y al PP nacional.

O sea, que al deshoje de la margarita de Herrera, a su incertidumbre, se ha unido la sorpresa Maíllo. ¿Qué puede pasar? Pues que Herrera tire la toalla definitivamente después del ridículo hecho por partida doble o que diga "me quedo, pa joder a Madrid". ¿Y qué gana Castilla y León con todo esto? Pues contesto con otra pregunta que se hacía en mi pueblo: ¿qué adelanta un perro con un cantazo?

O sea, que de nuevo la frivolidad se ha instalado en la política regional, como si esto fuera un huerto propio. Vamos, ni que Herrera fuera Obama. Me recuerda a Juan José Lucas, quien después de ocho años una buena gestión como presidente de la Junta nos tuvo entretenidos dos años, o más, que si se iba o no a Madrid a un ministerio de Aznar. Como si a los que aquí vivimos lo que más nos importara fuera la vida de una persona, por muy político que sea, y por muy importante que se crea.

Qué no, que no. Que está muy bien defender la minería, pero no de esta manera. Además, como escribió el palentino Jesús Cacho en "Vozpopuli" hace unos días: ¿es que quieren subvenciones para el carbón de León para ganar procuradores y elecciones? Ese es un análisis brillante y certero. O sea, que se lo hagan mirar.

Herrera con esta crisis, negra como el carbón, política y personal, ha hecho una cantada para la historia. Tanto si se presenta a la renovación del cargo como si no, el fracaso ya no se lo quita de encima. ¿Ha estado mal aconsejado? ¿Se tenía que haber ido hace tiempo al demostrar falta de ilusión? ¿Castilla y León no necesita acaso políticos con ganas, con iniciativas, con fuerza, que transmitan a los ciudadanos emoción?

En fin, está claro que la excesiva repetición en el poder produce desastres. Las últimas elecciones han sido el ejemplo claro, clarísimo.