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Cien años de compañía
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Cien años de compañía

Actualizado 20/06/2015
Fructuoso Mangas

Se van a cumplir pronto los 50 años de Cien años de soledad, aquel fulgor de belleza literaria que no ha perdido fuerza ni atracción. "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota?", así comenzaba, y comienza, la novela de Gabriel José de la Concordia García Márquez. Por cierto desusado y sugerente detalle tiene su nombre completo con referencias a la tierra donde nació.

[Img #338932]Como agradecimiento a este libro que he releído de vez en cuando y que estéticamente me ha acompañado de cerca tantos años, quiero hoy (porque hace unos días terminé una nueva y muy disfrutada lectura) compartir con los lectores una brevísima y feliz antología a base de algunas palabras que he subrayado. Y no sé si son más bellas por la forma o por su sentido. Con ellas espero animar a leer o releer la obra completa y a disfrutarla.

* "?sin dar crédito a su propio entendimiento", dice de José Arcadio Buendía cuando, fascinado, descubrió que la tierra era redonda. Y esto me lo digo yo cuando llego a entender por fin, aunque sea a lo mínimo, algo viejo y sospechado por simple que sea.

* "?con una mirada asiática que parecía conocer el otro lado de las cosas", donde habla del prodigioso Melquiades. Así, de pasada sugiere esa forma de mirar que descubre lo esencial por encima de lo visible. Falta nos hace hoy esa mirada. Lo de asiática está lleno de connotaciones y queda claro.

* "?cubierto con una tersa coraza de rémora petrificada y musgo tierno", dice del galeón español varado a unos kilómetros del mar. Interesante la combinación entre el pasado medio muerto como rémora del futuro y el musgo tierno que nace como presente;"en medio de un bosque de flores", añade en el mismo párrafo.

* "?examinaba el rostro de la gente con una curiosidad sin asombro". Y lo dice de Aureliano a punto de cumplir seis años. Siempre, desde hace muchos años, me pareció que esta frase resume la actitud de mucha gente que ve pero no mira, que mira y no atiende, que atiende pero no entiende, que entiende pero que no se asombra de nada. Viven de cierta dosis inane de curiosidad pero casi nada más de nada. Turismo total.

* "?hacia la tierra que nadie les había prometido". Así describe la meta del éxodo de José Arcadio hacia ninguna parte y que acabará en la fundación de una nueva ciudad, Macondo. Es una parábola completa: todos los días podemos reiniciar el camino hacia alguna utopía.

* "?varias páginas que al ser leídas en voz alta parecían encíclicas cantadas". Lo que dice del último escrito de Melquiades se entiende al momento, pero es de difícil explicación en sus connotaciones. De todas formas lo entiendo ahora mejor, porque los escritos del papa Francisco tienen una música de facilísima recepción y de muy difícil desentrañamiento, como aquellas últimas páginas de Melquiades. Muy bueno, Gabo.

* "?pensaba en un severo ajuste de cuentas con la vida", era Arcadio en su último pensamiento ante el muro donde iba a ser fusilado. Y pienso yo de vez en cuando que cuánta falta me hace, nos hace, hacer con alguna frecuencia ese ajuste de la vida con cierta severidad objetiva. Basta de siesta o de huida hacia adelante, que serían el mismo error.

* "?tenía una absoluta impermeabilidad para el escarmiento", dice de Aureliano Segundo. Al leer la historia de todos los días de ahora uno piensa que la sociedad que somos tiene, o sea tenemos, el mismo defecto que Aureliano y tropieza una y otra vez en la misma piedra.

* "?pudriéndose en la exquisita mierda de la gloria" , con lo que se describe el final de días gloriosos que acaban "en la penumbra de la caridad pública" . Se recoge la vieja y repetida advertencia de que "sic transit gloria mundi" y de que de nada queda de "las nieves de antaño". Y de esto no escapa nadie ni siquiera "los infantes de Aragón".

Esta última advertencia anda por la mitad de la novela y aquí, por imposición del espacio, dejo este devoto repaso casi de emergencia.

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