Manuel Martín Cruz y Julián Moreiro inmortalizan 600 años de historia taurina en la villa ducal

El mano a mano histórico, literario y taurino entre Julián Moreiro y Manuel Martín Cruz ha dado un fruto de indudable valor y que narra 608 años de relación entre el mundo del toro y Alba de Tormes. 'Los toros en Alba de Tormes 1407-2015' supone una extraordinaria recopilación de la historia taurina de la villa ducal, una temática olvidada y nunca antes aglutinada en un solo libro.

El libro no olvida la historia de la plaza de toros antigua de la villa construida en el año 1851 y de la actual inaugurada en el año 2004. También hay espacio para contabilizar e inmortalizar a las ganaderías de la zona y a aquellos toreros albenses como Isidoro Álvarez, Pedro Cotobal 'Viruta', José Sainz 'Salerillo', Joselito de Alba, Domingo Manjón 'El Albense', Francisco Hernández 'Paco Perolas', José Maria Bautista, Aniano Sánchez 'El Charro del Tormes' y Javier Valverde.

'Los Toros en Alba de Tormes' supone una novedad absoluta en la bibliografia albense, dominada hasta hace muy poco por la reiteración de dos o tres asuntos.

La historia taurina de Alba empieza a escribirse en el siglo XV y alcanza su plenitud en el siglo XXI con la construcción de la plaza actual

Y es que, según narra el libro, Alba de Tormes y los toros comenzaron su relación en el año 1407 cuando la localidad albergaba festejos taurinos por la festividad de San Juan y Santiago pero también por el día de las Candelas. En el siglo XV, las corridas se celebraban normalmente en la Plaza Mayor y los toreros, a pie y a caballo, retaban a los animales con lanzas.

Con la llegada del siglo XVI y la época dorada del Ducado de Alba, los toros ganan importancia y en Alba de Tormes existen tres puntos de referencia para su celebración: la plaza, la Corredera y el Castillo de los Duques. Precisamente, en este época se recoge la única cogida mortal documentada en Alba de Tormes, la de Don Diego de Toledo al que Lope de Vega dedica una elegia.

Durante los siglos XVII y XVIII todo cambia, los festejos taurinos entran en decadencia y entran en auge aquellos organizados con fines benéficos cuya recaudación iria destinada al Hospital y también a la atención de los pobres.

En el siglo XIX, concretamente en el año 1851, la Fundación Santiago y San Marcos construye la ya derruida plaza de toros. Con motivo del III Centenario de la muerte de Santa Teresa de Jesús, la plaza alberga dos corridas de toros y una novillada que se saldan con un total de 23 caballos muertos. Como anécdota, la procesión del 15 de octubre de 1885 se vería interrumpida por la aparición de varios toros sin tener que lamentar nada grave.

La Asociación Taurina '15 de Octubre' potencia los festejos populares

La asociación promovida por jóvenes aficionados revitaliza actualmente el ambiente taurino de la villa. Está formada por 79 socios y es indudable que de su trayectoria dependerá, en buena medida, el futuro inmediato.