Música que puede sonar en cualquier rincón para invitar a bailar, incluso en plena calle, en una jornada de domingo (GALERÍA DE FOTOS)
Esa ráfaga, el tango, esa diablura, los atareados años desafía; hecho de polvo y tiempo, el hombre dura menos que la liviana melodía, que sólo es tiempo. Que mejor que un maestro de la pluma como José Luis Borges, en su poema El Tango, para explicar qué encierra el baile porteño por excelencia.
El tango rezuma sentimiento y cuenta una historia en cada uno de sus pasos. Para bailar tango hay que sentir la música como una segunda piel. Música que puede sonar en cualquier rincón para invitar a algo tan sencillo y natural como bailar, incluso en plena calle, en una mañana de domingo junto a La Purísima, en la plaza de Monterrey.
Fotos: Pablo de la Peña