El día 24 de abril de este año 2015, la Conferencia Episcopal Española ha publicado una interesante instrucción pastoral que lleva por título "Iglesia, servidora de los pobres".
En la primera parte los obispos recuerdan a los nuevos pobres y las nuevas formas de pobreza que se perciben entre nosotros. Analizan también el fenómeno de la corrupción, que es calificado como un mal moral y evocan finalmente el empobrecimiento espiritual de nuestro pueblo.
En un segundo momento se analizan cuatro factores que explican esta situación social: el negar la primacía del ser humano, asentarnos en la cultura de lo inmediato y de la técnica, centrarnos solo en la economía, y aceptar la idolatría de la lógica mercantil.
En la tercera parte se recogen seis principios que son el nervio de la Doctrina social de la Iglesia: la dignidad de la persona, el destino universal de los bienes, la solidaridad como defensa de los derechos y promoción de los deberes, la primacía del bien común, el principio de subsidiariedad, y el derecho a un trabajo digno y estable.
En la cuarta parte la instrucción incluye hasta ocho propuestas que a partir de la luz de la fe pueden ofrecer una esperanza para la situación actual. 1. Promover una actitud de continua renovación y conversión. 2. Cultivar una sólida espiritualidad que dé consistencia a nuestro compromiso social. 3. Apoyarse en la fuerza transformadora de la evangelización. 4. Profundizar en la dimensión evangelizadora de la caridad y de la acción social. 5. Promover el desarrollo integral de la persona y afrontar las raíces de las pobrezas. 6. Defender la vida y la familia como bienes sociales fundamentales. 7. Afrontar el reto de una economía inclusiva y de comunión. 8. Fortalecer la animación comunitaria.
En la conclusión, los obispos piden perdón por los momentos en que no han sabido responder con prontitud al clamor de los más frágiles y necesitados. Piden al Padre celestial inteligencia y acierto para construir una sociedad más justa. Consideran como sus predilectos a las víctimas de esta situación social. Y desean ser signo de la misericordia de Dios, por medio de la revolución de la ternura a la que nos convoca el papa Francisco.
Al mismo tiempo agradecen el esfuerzo generoso de las instituciones de la Iglesia, como Cáritas, Manos Unidas y los Institutos de Vida Consagrada, que concretan el servicio de la caridad con niños, jóvenes, ancianos e inmigrantes. "Tras ellos están las comunidades cristianas, tantos hombres y mujeres anónimos que responden con su interés y preocupación, con su oración y su aportación de socios y donantes".
Si la "caridad hay que vivirla no sólo en las relaciones cotidianas sino también en las macro-relaciones sociales, económicas y políticas", este documento puede orientar la reflexión y la acción de los católicos y también de los diversos grupos y movimientos eclesiales.
José-Román Flecha Andrés
ÁRBOLES Y AVES
Domingo 11º del Tiempo Ordinario. B.
14 de junio de 2015
![[Img #333885]](https://imagenesnetytec.blob.core.windows.net/simg/imgf/2015/06/img_333885.jpg)
"Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré?Y todos los árboles silvestres sabrán que yo soy el Señor, que humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes, seca los árboles lozanos y hace florecer los árboles secos". Con un lenguaje alegórico, este texto del profeta Ezequiel describe algunos rasgos del proceder de Dios (Ez 17,22-24).
En primer lugar, el profeta subraya la iniciativa de Dios. Él es quien elige los pueblos, los eleva o los deja de lado, como hace el labrador con los esquejes de los árboles que decide trasplantar de un terreno a otro.
En el texto se repite dos veces la palabra "arrancaré" y tres veces la palabra "plantaré". Con estas promesas se deja entrever la voluntad de Dios y su iniciativa sobre la historia de las personas y de los pueblos
La lección queda aclarada al final: "Yo soy el Señor? Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré". Evidentemente, no tiene sentido la altanería humana. Una enfermedad, una catástrofe natural o unas elecciones políticas pueden cambiar la vida de una persona o la de un pueblo.
LA ESPERANZA EN PARÁBOLAS
Hoy escuchamos dos parábolas que solo se encuentran en el evangelio de Marcos (Mc 4, 26-34). Con las dos trata Jesús de exponer el misterio del Reino de Dios. Su lenguaje y las imágenes que emplea podían llegar perfectamente a la mente de los oyentes del Maestro.
? En la primera el reino de Dios se compara con un hombre que echa la simiente en la tierra y se aleja del campo, mientras que la semilla va creciendo por sí sola, sin que él sepa cómo. Es claro que nuestra evangelización y testimonio puede llevar el Reino de Dios a un lugar o a una cultura. Pero no depende de nosotros que eche raíces y prospere.
? En la segunda parábola se menciona la semilla de la mostaza. Es tan pequeña como la punta de un alfiler. Pero crece hasta convertirse en un árbol. Así es el Reino de Dios. Los que sólo piensan en grande, nunca sospecharían que una iniciativa de evangelización, aparentemente insignificante, puede llegar a dejar un rastro importante en el mundo.
La primera parábola nos invita a vivir en humildad, porque el Reino de Dios crece aunque nosotros nos quedemos dormidos. La segunda parábola nos anima a vivir en la esperanza, puesto que el Reino de Dios tiene una fuerza que no podemos sospechar.
LAS AVES Y SUS NIDOS
Así pues, las dos parábolas contienen una crítica de las dos tentaciones habituales contra la esperanza: la presunción de quienes se atribuyen todos los méritos de la evangelización, y la desesperanza de quienes desconfían de la fuerza del Evangelio. En el fondo, ambos creen en sí mismos más que en el poder de la Palabra de Dios.
? Pero hay un detalle común que se encuentra tanto en la profecía de Ezequiel como en la catequesis de Jesús: la alusión a los pájaros y a los nidos. Las aves del cielo pueden llegar a anidar tanto entre las altas ramas del cedro como entre las ramas de un árbol más modesto como es el de la mostaza. Los pájaros viven y cantan en los árboles, sea el que sea su tamaño.
? Así pues, el resultado de la evangelización no depende solamente de la vigilancia del sembrador, ni del tamaño o la aparente importancia de su iniciativa, ni de la altura o la calificación social del desarrollo que alcance según la apreciación habitual. Evidentemente, "lo esencial es invisible para los ojos". Todo es gracia
- Padre celestial, mira compasivo nuestra voluntad de colaborar en la llegada de tu Reino, líbranos del orgullo y también del desaliento, para que en todo se vea la fuerza de tu gracia. Amén.
José-Román Flecha Andrés
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