Tras recoger el bastón de mando pronunciaba su primer discurso en el que anunciaba que trabajará para todos los ciudadanos, haciendo especial hincapié en el desempleo
El salón de plenos del Ayuntamiento presentaba un lleno hasta la bandera para presenciar la toma de posesión de la nueva corporación municipal presidida por Carmen Ávila de Manueles quien se ha convertido de manera oficial desde hoy en la primera alcaldesa de la ciudad.
Tras la formación de la 'mesa de edad' presidida por el edil de mayor edad, Isidro Rodríguez, y el de menor, Fran Díaz, comenzaba la jura de cargos por parte de los nueve ediles socialistas y los cuatro populares.
El momento de mayor emoción se producía cuando Isidro Rodríguez hacía entrega del bastón de mando a Carmen Ávila, un gesto que oficializaba los resultados obtenidos en las urnas el pasado 24 de mayo y que la convertían en regidora municipal para los próximos cuatro años.
Durante su primera intervención como alcaldesa y presidenta de la sesión plenaria, Ávila afirmaba que trabajará "desde la humildad, la transparencia, la cercanía y el compromiso con todos los ciudadanos" afirmando que "tiendo mi mano al grupo popular para que juntos trabajemos por el fin que a todos nos une, el beneficio de todos los peñarandinos". La nueva alcaldesa ponía especial énfasis en el esfuerzo que realizará en materia de empleo, explicando que "el desempleo es una importante lacra en nuestra ciudad, por ello aunare todos los esfuerzos que sean necesarios para lograr que los vecinos azotados por el desempleo puedan encontrar una situación laboral".
Por su parte Carmen Familiar, líder del grupo popular en la oposición, mostraba su total disposición a trabajar por todos los peñandinos, votantes o no, y tendía la mano a realizar una gestión conjunta que logre el beneficio para todos los peñarandinos.
Familiares, amigos y simpatizantes de ambas formaciones protagonizaron los momentos de mayor cariño y emoción tras la finalización de la sesión plenaria mostrando constantes muestras de afecto y apoyo a ambas formaciones, una situación que se prolongaba en el tiempo y servía como aperitivo antes del primer brindis de toda la corporación en un conocido establecimiento de la ciudad.