Los Hombres de Musgo reviven la tradición en una solemne procesión de Corpus
BÉJAR | Ataviados con sus trajes de más de 20 kilos han recorrido las calles en una calurosa jornada aunando historia y devoción (GALERÍA DE FOTOS)
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La multitudinaria procesión del Corpus en Béjar aúna solemnidad, fiesta y tradición y tiene como protagonistas a los Hombres de Musgo que, ataviados para la ocasión, han recorrido las calles bejaranas. Los bejaranos han revivido en esta jornada de domingo una fiesta declarada de Interés Turístico Nacional.
La celebración religiosa, que se unió, por proximidad en el calendario, a la que se celebraba en recuerdo de la reconquista de la ciudad bejarana por los conocidos como hombres vestidos de musgo, gozó en épocas pasadas de un gran esplendor que han sabido recuperar y revivir cada domingo de Corpus. Vecinos y fieles se implican estos días para participar tanto en los preparativos como en los numerosos actos que comienzan el Jueves de Corpus y finalizan una semana después con la celebración de La Octava.
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También Béjar atrae cada año a más turistas para disfrutar de esta Fiesta de Interés Turístico Nacional y conocer de primera mano el desfile de los Hombres de Musgo. Asimismo, los niños que toman la Primera Comunón este año acompañan al Santísimo. La procesión de este domingo ha transcurrido sin incidentes destacables, si bien el calor ha provocado, según datos de los efectivos de Protección Civil, la atención a cuatro personas por golpes de calor, debidos a las altas temperaturas registradas durante la jornada, a lo que hay que sumar otras atención como la caída de una mujer con luxación en el hombro.
Los Hombres de Musgo, 20 kilos de peso
El calor también ha jugado alguna mala pasada a los Hombres de Musgo tras su salida desdel convento de San Francisco, debiendo ser atendido uno de ellos durante el recorrido (a la altura de la iglesia de San Juan) tras presentar síntomas de desvanecimiento. El traje de musgo pesa aproximadamente 20 kilos, a lo que sumar que va adherido al cuerpo con cuerdas de guita. Tras retirarle la maza que portan en la mano y recortarle parte del musgo que cubre la cabeza, ha podido continuar el resto del recorrido, con paradas incluidas en los altares para su bendición.