Estamos en época de exámenes, los estudiantes están nerviosos, unos aprobarán y otros quedarán en suspenso. A la sociedad española le pasa parecido, aunque alguno de sus políticos ha hecho un buen examen, ha revisado su pasado y el de su comunidad y ha vi
No deja de ser aún sorprendente que a estas alturas de la vida se pueda escuchar y leer las declaraciones de un político actual lamentándose de la trayectoria política seguida por él y sus antecesores respecto a un asunto tan crudo y duro como el trato a las víctimas de los cientos de asesinatos que ETA ha realizado a lo largo de la historia.
El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha defendido esta mañana en San Sebastián que el fin de la violencia en Euskadi "no puede suponer pasar página sin una clarificación, reconocimiento y crítica explicita sobre lo sucedido". Urkullu, que ha participado en la inauguración de unas jornadas sobre víctimas del terrorismo organizadas por la Cámara de Comercio de Gipuzkoa, ha reconocido que al Ejecutivo vasco también le corresponde hacer una autocrítica respecto al trato que han recibido las personas que sufrieron la violencia de ETA.
El lehendakari ha subrayado que el Ejecutivo autonómico no permitirá que se difunda "cualquier historia justificadora de la violencia o de las vulneraciones de los derechos humanos", el rechazo a que la memoria y el olvido queden relegados, además de anunciar una nueva etapa en la política que impulsará respecto a las víctimas, que se asentará en tres principios: "una reflexión autocrítica, la determinación de defender un mínimo ético y la voluntad centrada en el objetivo de unir".
"Llegamos tarde [para ofrecer] la respuesta que merecían las víctimas. Debimos reaccionar antes y hacerlo mejor", ha reconocido el lehendakari, que ha puesto como ejemplo la división que recorrió a la clase política en Euskadi en los años 90 respecto a la desunión en la solidaridad hacia las personas que sufrieron el terrorismo, "algo que de manera injusta e inaceptable hoy todavía sucede".
Es de agradecer estas palabras que vienen a querer resarcir el comportamiento de la clase política vasca
respecto a este tema, pero -siempre hay "peros"- aquí vienen las preguntas que los demás podemos y debemos hacernos:
-¿Cuándo se extenderán estos arrepentimientos políticos por el trato habido al resto de las víctimas del terror político en todo el estado?
-¿Para cuándo una ley que restaure el dolor y la memoria de todas las víctimas del terror franquista?
-¿Por qué es tan fácil sustituir en el discurso del lehendakari la palabra ETA por cuerpos de seguridad del estado, fascistas, violencia machista, terror empresarial y cualquier otro grupo organizado -sea de poder o no- que use o haya usado la violencia política o de otra índole?
-¿Existen terrorismos de varias categorías?
-¿Estamos pues, y de una vez por todas, ante una renovación del trato político a todas las víctimas del terror venga de donde venga, como dice el propio Urkullu? o por el contrario ¿son palabras huecas para rellenar diarios, telediarios, opiniones y que todo siga igual? y, por último
-¿acaso no son los estados los que fabrican las armas a sabiendas de que una parte de ellas terminará en el mercado negro para ser utilizadas en los atentados terroristas contra los cuales los propios estados y sus gobernantes dicen luchar?
La llamada democracia española en la que vivimos, morimos y, a veces, nos matan, tiene muchas asignaturas pendientes, una de ellas, desgraciadamente, sigue siendo el trato a las víctimas de cualquier terrorismo, no solo el de ETA, de momento, el suspenso es seguro.
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