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La lectura nos hace libres
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El tema de nuestro tiempo

La lectura nos hace libres

Actualizado 06/06/2015
Matilde Garzón

¿Las mujeres que leen son peligrosas?

Desde los albores del Renacimiento hasta nuestros días, pintores famosos se han interesado por el tema de la mujer lectora, que transgrede incluso las costumbres de la propia época y más aún de la que representan. Porque hasta hace poco tiempo, la mujer no tenía acceso a la escuela ni a las asambleas públicas y religiosas.

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Ya Simone Martini y Fra Angelico presentaron a la Virgen leyendo, cuando fue sorprendida por el ángel. Claro que el gran transgresor fue Jesús que admitió mujeres entre sus seguidores y conversó con prostitutas y samaritanas. Hubo mujeres que presidieron alguna comunidad paulina aunque pronto una férrea jerarquía las postergó para siempre. No obstante, a lo largo de la historia han existido mujeres que han leído a pesar del rechazo social. Teresa de Cepeda es una de ellas.

Con su espíritu libre, los artistas no sólo pintaron la belleza corporal de la mujer, hicieron también visibles a mujeres de toda edad y condición social, gozando de la lectura, con avidez y curiosidad, en silencio y soledad, sumergidas a veces, en una extática laxitud. Es evidente que en esas representaciones el pintor sentía la fascinación por una belleza más profunda, la de mujeres que buscan sustraer espacios de libertad a la rutina cotidiana y encontrarse con su genuina identidad.

[Img #306936]Una mujer que lee es ciertamente "peligrosa" como sostiene Esther Tusquets porque la lectura abre las compuertas de la mente al misterio de la vida, libera de la pequeñez del yo y de la inanidad de la existencia, identifica con héroes y heroínas, nos indigna frente a las sinuosidades de la mentira o la traición; mece y embriaga los sentidos con la musicalidad de ritmos y juegos verbales. Entrar en el entramado de pasiones humanas, ser llevada y traída por los acontecimientos que las despiertan, sumergirse en la armonia de las palabras y pensamientos, puede conducir a experiencias cumbre o producir sacudidas que cambien el sentido de la vida. Leer es una herramienta indispensable para el conocimiento, sensibilidad e imaginación y conduce a la libertad y sabiduria, condiciones para la felicidad. Sin embargo no todas las lecturas producen estos efectos. Los libros de "caballería" enloquecieron a Alonso Quijano y entontecieron a Teresa de Jesús, como las novelitas "rosa" de Pérez y Pérez o de la colección Pueyo evadían de la realidad a las adolescentes de los años cuarenta. En los alimentos, en las redes, en todo, también en los libros, ocultas o disfrazadas serpientes pueden ofrecernos manzanas evenenadas y apetitosas. Discernir y elegir los bueno es usar la libertad.

El discernimiento se aprende leyendo, en la familia que lee, en la escuela, con el consejo de buenos amigos, con el propio razonamiento. Pero precisamente la lectura nos da Cultura y está es el ingrediente fundamental de la Libertad con la que elegimos entre varias opciones, la mejor. Lectura, cultura, libertad se retroalimentan.

La mejor medicina para la actividad de las neuronas y para evitar la extensión de las demencias, es la lectura, reposada y comprensiva. Si falta el hábito, sería necesario crearlo, fomentando talleres en las Asociaciones de Vecinos, en los Ceas, en Residencias. No es lo mismo hacer un crucigrama, jugar a las cartas, leer los titulares de una revista que leer las noticias y algunos artículos de opinión de un diario, una buena novela, un poemario, un ensayo, un drama o comedia, mejor si estos se representan o se leen colectivamente.

[Img #306937]La prisa nos corroe y a mucha gente le resulta dificil o aburrido buscar el sosiego de un parque o un rincón de la casa para saborear las páginas de un libro. El rendimiento no es inmediato y a veces cuesta remontar las diez primeras páginas. Es más fácil leer revistas del corazón, entrar en concursos televisivos o en programas de indecente cotilleo. Pero, ¿a dónde conducen?

Los varones, tan interesados por el juego y el futbol, leen menos que las mujeres; por eso hoy no son peligrosos los y las que leen. Quizá tenga algo que ver con el descenso de la igualdad entre mujeres y hombres. Muchísimos con poca cultura, con poca lectura, no tienen rebozo en exhibir su machismo. En los medios es raro encontrar una mujer presidiendo y en los debates y tertulias la presencia de mujeres periodistas, analistas o escritoras, ha disminuído o no existe.

Desaparecidos en la SER los debates de Iñaki y Calleja, hoy sólo participan una o dos mujeres en el de 24 horas, a veces, ninguna. Es un ejemplo. No tengo tiempo para analizar los muchos brotes de machismo que quedan en la sociedad. Sólo me resta animar a las mujeres de Salamanca a que valoren más la cultura y el mejor instrumento para alcanzarla, la lectura. Probado el manjar, será imposible abandonarlo. Por eso sentí profunda lástima, cuando al atravesar la cafeteria del Colegio de Médicos para acceder a la sala de conferencias, la vi completamente llena de mujeres jugando a las cartas, ajenas a la conferencia sobre Teresa de Jesús, la última de un ciclo sobre la Santa. Casi todas las cafeterías céntricas de Salamanca, a la hora en que las ofertas culturales se desbordan, se llenan de mujeres salmantinas de clase media, que juegan compulsivamente a los naipes. En eso ocupan su libertad, conquistada por otras, para hacerse esclavas de juegos, para competir, usando su libertad de movimiento, no la que da la cultura, el pensamiento y la creatividad.

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«Escribir es vestir con palabras el silencio del lenguaje», porque? «al principio, fue el silencio» dice la escritora Nuria Amat. En medio de una sociedad ruidosa, el silencio tiene que acompañar a la lectura como a toda creación. Si la escritura lo es, el lector es el que completa esta creación, extrayendo su vetas profundas, fundiéndolas con las suyas, reconstruyendo los tejidos de las urdimbres sugerentes pero a veces imcompletas; entrando en los personajes, amando a unos y odiando o compadeciendo a otros, convirtiéndose al fin en un coautor.

Pero, "¿los lectores devotos son una especie a extinguir?"- se preguna Nuria Amat- ¿Vivimos en un sistema dedicado a producir libros como «máquinas tragaperras de lectura» con la consecuencia de que «la máquina-libro ha devorado el lenguaje literario»? "El hecho de escribir es un ejercicio lento y difícil que requiere toda una vida" ?confiesa? y ahora se escribe deprisa, o se dispone de "negreros" o se montan talleres como si se tratara de una empresa de producción en cadena. Es la prostitución de la escritura.

Por eso más que nunca en este intrincado bosque, se precisa descubrir lo auténtico de la ganga. Los medios no faltan pero hay que buscarlos. Leer es un recreo y una atracción irresistible pero también es un trabajo.

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