…Y llegó el toro

Parecía que Vitigudino había vuelto a sus encierros anodinos, a los festejos sin el condimento principal, a las vacas escasas de fuerza y de codicia. Habían transcurrido 40 minutos de sopor, de calor casi insoportable, de aburrimiento, hasta que llegó el toro. Solo le bastó rematar contra las vallas en frente de La Viña para advertir al personal de que lo que estaba en las calles era otra cosa.

Habían pasado media docena de vacas, pero hasta que el torito no pisó la calle de San Roque, diríase que estábamos en otro lugar, en un pueblo sin tradición ni afición a los toros, y eso no era verdad. También verdad es que se le vio solo por unos minutos, poco tiempo, pero el suficiente para que el 'buen mozo' que estaba en la calle dejara las cosas en su sitio y a los toreros con ganas de torear, porque lo anterior ni la adrenalina fue capaz de despertar.

Y las vacas no es que estuvieran fuera de lugar ni que no demostraran su casta, pero son vacas, y? no es lo mismo. Algunas con las fuerzas justas, las que se empleaban o querían emplearse, y otras?, pues eso, que pasaron por Santa Ana abajo con más pena que gloria, y eso desluce el festejo e induce al aburrimiento. Más vale dos novillos 'con poderío' que un camión de vacas por mucha cara y sangre que en su encaste esté escrito. Y como diría Don Miguel, he dicho.

El encierro cumplió el objetivo, conglomeró a un número notable de público y concluyó sin incidencias. Se corrieron reses de José Tomás García 'Joseto', de presentación desigual las vacas, y un torito 'enmorrillao' que impuso respeto con varios remates en las vallas y susto para el personal junto al cierre de El Imperial. Aquí, Pascual volvió a gustarse con varios capotazos al morlaco.

Así fue el segundo encierro del Corpus en Vitigudino, después del primero la noche antes organizado por la Asociación de Hostería y que discurrió sin incidentes y con buena animación. Para mañana sábado, también a las dos de la tarde y después de calentar motores con Encierros Infantiles Huertos, se celebrará un nuevo encierro con novillos de Miguel Moro, el cual, a priori, pinta incluso mejor.

Pero antes, durante la tarde del viernes se celebraría la primera de las dos capeas previstas, para seguir pasada la medianoche con la orquesta Cañón. El concierto está servido.