¿Vamos hacia un nuevo Tamayazo?

Ya sabemos que el dinero (el de los que lo tienen) es miedoso, y lo es por el excesivo apego que tienen algunos a su fácil acceso cuando viene de todos los demás que contribuyen con su trabajo y sus impuestos. Cuando las cosas se consiguen fácilmente debiera ser fácil soltarlas, o devolverlas a sus legítimos dueños, pero el dinero no se comporta así. Las últimas sentencias, una contra el subdelegado del gobierno de Valencia y su posterior detención por sus propios policías, la acusación de que el PP se financiaba con cuentas B desde tiempos de la transición de Fraga a Aznar, obligándoles a pagar 1,2 millones de euros. La huida de capitales (algunos lo llaman "retraimiento" en una asquerosa prostitución del lenguaje político) prestos a la inversión sólo si ganaba el PP, con el ánimo inequívoco de desestabilizar los posibles pactos de los partidos llamados de izquierdas pueden conseguir un descenso notable -patriótico, por supuesto- de las inversiones una vez que se consoliden dichos pactos. La vergonzosa altanería de los jefes de la Guardia Urbana barcelonesa amenazando con irse sin avisar si, como parece, la alcaldía pasa a manos de quien ha sido hasta hace poco tiempo "apale-Ada" por ellos mismos sin miramientos o los inequívocamente sospechosos triturados de documentos oficiales en alguno de los ayuntamientos del Partido en el Poder antes de que tengan que dejarlos en manos de los revolucionarios anticonstitucionales y bolivarianos alcaldes (o alcaldesas) que presumiblemente van a ocupar los sillones que hasta ahora tenían unas posaderas peperas sine díe, cuando el PP pensaba que ellos eran la mano y España su guante hecho a medida en la que todo, según su "padre político", estaba atado y bien atado.

Ahora, pasados los días, no hacen más que echar espumarajos por la boca buscando engordar esa mano que ya no se ajusta al guante porque les queda grande, porque su gran nación que es la España llena de españoles muy españoles y mucho españoles ha crecido en algo: ha empezado a creer en sí misma y menos en el dinero y en voluntades ajenas, al menos a muchos nos gustaría que así fuera. No obstante, la vida da muchas vueltas y el poder, el del dinero, naturalmente ¿acaso hay otro? buscará regenerarse y, una de dos, o se adapta a los nuevos tiempos, cosa poco probable, o peor, moldeará a los nuevos ediles volviéndolos como él.

El tiempo tiene la palabra y las voluntades propias y ajenas irán colocando a cada uno en su sitio, de momento el Partido en el Poder afronta un futuro electoral poco halagüeño para él y su dinero, dependerá de cómo se aceptan sus nuevas acciones en el extranjero, como siempre. Ya sabemos pasado el circo electoral, llega el circo de la compra-venta de voluntades ajenas, ¿recuerdan el Tamayazo? Pues eso.