Juego de tronos

Después de las elecciones municipales y autonómicas en las que las candidaturas de unidad popular han sido las grandes triunfadoras (cuidado, que el árbol no nos impida ver el bosque) toca analizar los resultados y saber cuál es el camino a seguir hacia las generales. Y que mejor manera de hacerlo que a través de la mejor serie en mi opinión para contextualizar el momento político que vivimos. A buen entendedor le sirve una metáfora.

En un momento de la serie la reina Cersei le dice al todavía cápito Ned Stark "en el juego de tronos o ganas o mueres, no hay término medio". Cersei se equivocó con esa frase, ya que piensa que gobernar es tener el poder, y nada más lejos de la realidad. Yo le añadiría dos nuevas acepciones a la segunda parte de la frase. Vamos con ellas:

La primera: "En el juego de tronos puedes ganar muriendo en el intento". Se puede entender de dos maneras. La primera es conseguir la victoria pero con una cantidad de bajas tan alta que impide mantener el status quo, seguramente provocando la desbandada de tus principales Señores y formulando pactos que rozan la locura con tal de mantenerte en el trono (el caso del PP y, sobre todo, de Esperanza Aguirre). Otra manera de entender la frase es que dos pretendientes al trono se unan en matrimonio para conseguir ganar a otro jugador con más soldados que tú. Lo normal en esos matrimonios es que estén abocados al divorcio por no existir amor verdadero. O también que alguna de las partes ya sea conocedora de las cloacas y entresijos del Estado y acabe llevando las riendas, anulando y diluyendo a la otra parte. También puede pasar que, en estos casos, la posibilidad de que exista un Meñique que esté siempre a tu lado y cuando menos te lo esperas coloque el cuchillo en tu gaznate aumente en demasía.

La segunda acepción sería: "En el juego de tronos a veces es necesario replegarse para poder ganar la guerra". Esta es, sin duda, con la que yo me quedo. Sabiendo que ganar unas elecciones no significa gobernar, y menos aún tener el poder (aunque sí ayudan bastante), debemos entender que para lo que sirven realmente las elecciones (que es un mecanismo creado por las élites) es para identificar la voluntad de la sociedad civil en términos gramscianos de hegemonía cultural. Al igual que Khaleesi, hay que comprender que antes de asaltar el trono de hierro es necesario reconfigurar lealtades en torno a un proyecto de mayorías y éste es precisamente el éxito de las candidaturas de unidad popular, que se han constituido en un contrapoder necesario en la guerra de posiciones en la que nos adentramos antes del asalto final. La diferencia que tenemos respecto a la madre de dragones es que nosotros carecemos de éstos, así que ya nos podemos preparar bien para lo que se avecina...