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No es país para personas decentes
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No es país para personas decentes

Actualizado 29/05/2015
Isabel Muñoz

A veces tengo la sensación de estar viviendo dentro de una película de Berlanga, con guion del gran Rafael Azcona, hoy un clásico. Porque en eso se ha convertido España, en una película de Berlanga, como digo. Una película, sin embargo, en la que la risa se queda congelada en las bocas con hambre que asoman en cada rincón del territorio nacional.

Hoy en España proliferan "en largos planos secuencia" los rastrillos de las marquesas y señoronas y otras campañas de caridad retransmitidas por las televisiones, para su mayor gloria, donde los pobres son subastados junto a las cestas de Navidad por los artistas de moda, mientras los Quintanillas de turno hacen su agosto y los Plácidos y sus familias recorren las calles sin ni siquiera un desvencijado motocarro en el que dar tregua a sus maltrechos cuerpos, buscando un lugar para pasar la noche porque las cajas de ahorro y los bancos los han echado de sus casas. Sí, esas mismas cajas de ahorro en las que sus consejos sociales, compuestos por políticos, sindicalistas, rectores universitarios, representantes vecinales y otros figurones de tres al cuarto, miraban para otro lado en lugar de velar por la honradez y la transparencia de las entidades en cuestión cuando los directivos de estas cometían todo tipo de atropellos y delitos? No se enteraban de nada, los muy ladinos, pero bien que se acordaban, sin embargo, de asistir a las reuniones para poner el cazo?

En esta tragicomedia berlanguiana en la que se ha convertido el solar patrio no nos falta de nada. Tenemos hasta un monarca que va de cacería en cacería y de cama en cama, buscando, por lo que parece junto a los intereses patrios, sus propios intereses y los de sus protegidos o protegidas. En la gran cacería nacional de hoy, se siguen dando cita los yernos reales y golfos y las princesas que no se enteran de nada, trasuntos de los Leguineche, los ministros o secretarios de la cosa, los banqueros despiadados, los empresarios de sobre en negro y cuentas en Suiza, los obispos de alma preconciliar y todos aquellos que quieren medrar, trepar o colocar su rollo por un puñado de dólares? Las corrupciones, los cohesos, las prevaricaciones, las estafas a la Hacienda Pública y demás delitos están a la orden del día? Ya Berlanga en su "Escopeta Nacional", adelantaba que en la Democracia, al igual que en el franquismo, el poder se repartía y se vendía en cacerías, monterías o cosas por el estilo.

En esta España esperpéntica y satírica, que supera incluso a la de las películas de Berlanga, los españolitos de a pie ya no tienen que preocuparse por tener que trabajar de verdugos porque se ha abolido de nuestras leyes la pena de muerte. Ahora los españolitos de a pie son "verdugos" de sí mismos y tienen que aceptar trabajos de catorce o más horas por mucho menos del salario interprofesional y encima se siente con la soga al cuello porque pueden ser despedidos en cualquier momento y, con multa o cárcel, por protestar? Ya no hay pena de muerte, pero ahora las personas se mueren de hambre y de indignidad.

No es país este para personas decentes. Como parece que la ciudadanía todavía no está por tomar "el Palacio de Invierno", por lo menos, habría que meter a los culpables de la gran cacería nacional y neoliberal en la cárcel, pero no en la de la película de Berlanga que, por cierto, como si el cineasta hubiese tenido una premonición, era una cárcel de Valencia. Pero me temo que no va a ser así, porque a la cárcel solo van, o solo permanecen en ella, los pobres desgraciados.

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