Me da mucha pena ver que con el paso del tiempo España se va acercando cada día más a los denominados 'Estados Fallidos', caracterizados porque los principios y valores del Estado de Derecho se diluyen como un azucarillo en una taza de café. Acabamos de sufrir una campaña electoral insoportable y mezquina en la que los partidos políticos (sobre todo los mayoritarios) han dilapidado el dinero de los contribuyentes como si no hubiera otras necesidades que cubrir. Los gastos electorales son excesivos y más aún en una situación económica como la actual, con más de 5 millones de parados y con unos salarios basura en la mayoría de los casos de los nuevos empleos que surgen de la reforma laboral. Luego decimos que peligra la caja de las pensiones para el futuro, que la deuda pública es elevadísima y que las políticas sociales se están recortando escandalosamente. Esto se agrava cuando escuchas que algunos candidatos para estas elecciones municipales y autonómicas prometen bajadas de impuestos y, en cambio, a pesar de ello dicen que van a incrementar las políticas sociales. Algo no cuadra en estas previsiones. Si el sistema tributario no grava más a las grandes fortunas y lucha contra la evasión fiscal, difícilmente se van a conseguir estos objetivos.
Paralelamente, hace unos días estuve viendo un documental sobre la corrupción en Dinamarca y me sorprendió gratamente que prácticamente ningún ciudadano danés recordaba políticos que hubieran estado implicados en asuntos de corrupción política y económica. Hurgando en el pasado reciente fue, quizá, Paul Schlüter, primer ministro danés, el último que dimitió de su cargo, en 1993, por ocultar al Parlamento que se habían retrasado deliberadamente los visados de los familiares de los refugiados tamiles. Nada más sobre corrupción reciente, nadie recuerda otras vicisitudes; lejos, en las antípodas de lo que ocurre en otros países como el nuestro. No es extraño que con estos antecedentes aparezca como el país menos corrupto del mundo, según la ONG Transparencia Internacional, al que le siguen Nueva Zelanda, Finlandia y muy de cerca el resto de países nórdicos y centroeuropeos como Suiza o Alemania. España, en cambio, ocupa actualmente el puesto número 37 de esa lista, es decir, aún seguimos siendo un país demasiado corrupto y estamos a años luz de los países a los que ponemos como ejemplo de lo que queremos ser.
Por su parte, en países como Dinamarca, el gobierno actual ha decidido que, a partir de 2016, su Banco Central no produzca ni billetes ni monedas y que sus ciudadanos no realicen las compras con dinero en metálico, sino a través de tarjetas bancarias. Actualmente sólo el 25% de estas compras se realiza con dinero en metálico. Indudablemente esto supone un avance significativo, tanto para evitar las evasiones fiscales y el blanqueo de capitales como para prevenir la corrupción en todos los ámbitos de la vida política, social y económica de los ciudadanos daneses.
A los españoles esto nos suena a ciencia ficción porque lo que ocurre en nuestro país es más típico de repúblicas bananeras que de un estado moderno y avanzado. Lo curioso es que luego al gobierno se le llena la boca diciendo que somos el país más avanzado del mundo, que esto se ha conseguido por "sus políticas" y que ya nadie habla del paro en nuestro país. A renglón seguido, mientras se sigue haciendo campaña en esta línea, aparecen informaciones que verifican que el señor Bárcenas va a solicitar el reingreso en el PP, de lo contrario pedirá una indemnización de cerca de 1 millón de euros, porque, como sabemos, la suma de dinero que pactó con el PP "en diferido" (como dijo la secretaria general Dolores de Cospedal, en su día), suponía que Bárcenas recibiría unos salarios escandalosos con el fin de que éste tuviera la boquita cerrada; mejor así, de lo contrario pueden entrarle moscas y ser perjudicial para él y para el resto de sus amigos políticos.
Por otro lado, ya sabemos que el Poder, para defenderse de todo esto, siempre ataca con lo mismo, que esos aspirantes "perroflautas" son amigos de los terroristas y de Venezuela, y sino, ¿qué ha hecho Esperanza Aguirre con la candidata Manuela Carmena? El Papa Francisco, con razón, ha dicho que "a la gente la empobrecen para que luego voten por quienes los hundieron en la pobreza".
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