Miróbriga excelente, por Lucía Risueño

La experiencia de haber acudido recientemente a una formación sobre auditorías, sumado a estos días de campaña electoral, me ha devuelto de nuevo las ganas de reflexionar sobre el "de dónde venimos y hacia dónde vamos" los mirobrigenses.

Somos MUCHOS Y DIVERSOS, por supuesto (y eso, es valor), pero compartimos la misma "cosmovisión", las mismas sensaciones y las mismas energías. Somos un pueblo castellano y por lo tanto, orgulloso de serlo; somos un pueblo que sabe que vale, que cree en él mismo y en su potencial; somos un pueblo al que no le sirve con poco, quiere ser grande, porque lo es en su corazón. Y todo esto, uniéndolo a lo aprendido de las auditorías, me lleva a esa "MIRÓBRIGA EXCELENTE" que todos llevamos dentro.

Una AUDITORÍA no es más que un análisis de la situación actual. Es un examen del punto de partida, del camino recorrido y del estado actual, en función de los objetivos planificados. Ha de hacerse de forma honesta, con autocrítica, siendo conscientes de los errores cometidos, porque sólo así pueden subsanarse. Alcanzadas las conclusiones finales de dicho estudio, se sitúa uno en el nuevo punto de salida, se fijan los objetivos de cara a futuro y se marca el camino a recorrer para alcanzarlos. Así, se CRECE, se MEJORA y se tiende a la excelencia.

¿Seremos los mirobrigenses CAPACES DE HACERLO? Sin duda, si queremos, por supuesto, lo haremos.

Es fundamental en los nuevos modelos auditores, el análisis del LIDERAZGO, que, en este preciso momento, estamos a punto de cambiar en nuestra ciudad. Nuevas personas tomarán el timón (es una gran responsabilidad), que podrá llevarnos más o menos lejos, hacia un futuro que habremos de pelear, porque cada vez somos más personas, en un mundo de recursos limitados. Fundamental, por tanto, el saber elegir a aquellos capaces de guiarnos en la difícil tarea de hacernos crecer y mejorar, siempre siendo conscientes, que los actores debemos ser cada uno de nosotros en nuestro día a día.

Para eso, tendremos que MIRAR ATRÁS, ver de dónde venimos y observar lo alcanzado, lo bueno que nos beneficia y lo malo que nos está perjudicando. Obviamente, esto último, deberemos desecharlo, cambiar pensamientos y comportamientos, despojarnos de lo que no suma, de lo que no nos lleva hacia delante. Aunque otros nos dijeran que eso era bueno, pudo serlo en otro momento, pero quizás ahora ya no nos ayude.

En referencia a esto, dicen además, los nuevos estándares para auditar, que EL ENTORNO marca LA ESTRATEGIA a seguir, por tanto, será imprescindible su análisis; y en esto, todo ha cambiado enormemente en las últimas décadas. Entre otras cosas, pueda ser que antes por tener tierra tenías poder, ahora sólo tendrás gastos si no consigues obtener producción de ellas; quizás antes hablar otro idioma era inútil, porque no era fácil recorrer el mundo, mientras ahora en horas le das una vuelta; quizás, en otros momentos, tu pareja se encontraba de ti apenas unos kilómetros, ahora, es fácil que la persona que más te aporta en tu vida esté a varios cientos. Antes todo lo que estuviera distante no se tenía en cuenta, ahora si no lo consideras, eres una isla en medio de un mundo de continentes y océanos con multitud de experiencias por vivir. Y todo esto, EL PRESENTE, no es malo ni bueno, simplemente es, y podemos mantenernos a espaldas de él, conformando un reducto ancestral meritorio de un estudio antropológico, o, por el contrario, disfrutar del momento en que nos ha tocado vivir, haciendo nuestra contribución a un mundo, que pretende ser, también, cada vez, más excelente (aunque algunos lo ponen difícil a veces, por su egoísmo).

Y en ese entorno que nos rodea, tendremos que ver qué PODEMOS APORTAR, en qué podemos contribuir a la sociedad globalizada en la que estamos inmersos. Podremos producir bienes, podremos proporcionar escenarios, o podremos trasmitir sensaciones, la cuestión, en todo caso, es aportar soluciones. Quizás esto último no se valora de forma consciente, pero está ahí, en el fondo de nuestras almas y es que, nosotros tenemos la enorme suerte de contar con muy buenos PRINCIPIOS ÉTICOS, donados por nuestros antepasados, con una forma de ver el mundo basada en lo fundamental: disfrutar de nuestras familias y amigos, de la riqueza de la naturaleza que cultivamos, de la compañía de animales domésticos que cuidamos, de nuestro tranquilo tiempo de ocio. En otros lugares, otras personas, esto no lo disfrutan, creen que sólo haciendo multitud de cosas diferentes y teniendo multitud de utensilios, serán felices, y no son conscientes de que todo eso no va a calmar el tremendo vacío interior que sienten. Nosotros nos sentimos plenos con casi nada, y eso ya es una GRAN RIQUEZA.

EL OBJETIVO a considerar tendremos que marcarlo cada uno el nuestro, pero también sin perder la perspectiva de que sólo de forma conjunta (no en base a intereses propios), será posible procurar EL BIEN COMÚN. Ya nuestros antepasados fueron conscientes de que la riqueza de unos, si suponía la pobreza de otros, no preservaba la paz social. Sólo al tener, todos, las necesidades cubiertas (las básicas y no tan básicas) la SOCIEDAD vive EN EQUILIBRIO.

Debemos, en conclusión, ser capaces de COMPARTIR y exportar todo lo bueno que tenemos, y de lo que podamos crear, formando grupos, si es preciso, para ser más fuertes, sin provocar rencillas entre nosotros que sólo nos hacen perder energías que necesitamos para conseguir volver a ser grandes.

En este punto, a escasas horas de tomar una importante decisión, tengamos presente nuestro deseo de conseguir, día a día, acto a acto, ser, la "MIRÓBRIGA EXCELENTE" que MERECEMOS.

Lucía Risueño