Ratones colorados

En la naturaleza todo tiene una íntima conexión entre sí, aunque los seres humanos no seamos capaces de verlo en su inmensidad. Lo expone la teoría de los "sistemas dinámicos no lineales", o teoría del caos, cuyo ejemplo más conocido es el que afirma que el aleteo de una mariposa en Salamanca puede provocar un tifón en Mianmar.

Mirando hacia atrás, los últimos años, deberíamos fijarnos en que se han sucedido diferentes "plagas". Aunque se rocían los arcenes de carreteras casi todos los años, de herbicidas e insecticidas diversos, no conviene perder de vista las últimas plagas de langostas; tras la correspondiente fumigación para exterminar a estos grandes devoradores, llegaron los topillos en manifestación; una vez controlados estos roedores, al año siguiente y gracias al aumento de alimento que estos suponían, hubo una exagerada proliferación de milanos, viéndose reducidos el año posterior? y así, cada nuevo año se nos muestra una nueva explosión demográfica de alguna especie concreta, relacionada directamente con la de los años anteriores y siguientes.

Aunque es posible que no tenga nada que ver, esta semana mis vecinos me han comentado la presencia de serpientes, sin concretar la especie, en un número inhabitualmente elevado. Además, encontré un ratón de campo, en el patio delantero de casa, víctima de haber sido mordido por una víbora. No tendría mayor importancia si no fuera porque esta semana tenía pensado hablar sobre estos pequeños vecinos campestres, aunque también pueden encontrarse en zonas urbanas.

Ya Esopo nos habló sobre los ratones de ciudad y los de campo. En una de sus fábulas, el ratón de ciudad invitó a su primo, el ratón de campo, a visitar la casa donde vivía, queriendo impresionarle. Una vez allí, le lleva a la despensa para que coma de todas las ricas viandas que allí se acumulan. Apenas empiezan a comer los gatos del palacio les obligan a huir, salvando a duras penas la vida. Nuestro ratón campestre vuelve a su madriguera pensando que las riquezas que ha visto, con todos los riesgos que entrañan, no son comparables a la vida que siempre ha llevado: "más vale una vida modesta en paz y sosiego que todo el lujo del mundo con peligros y preocupaciones".

Hay saber que ambos ratones son diferentes, aún siendo muy parecidos; el ratón de campo, Apodemus sylvaticus, presenta una coloración marrón frente a la grisácea del ratón casero, Mus musculus, y unas patas traseras ligeramente más grandes. Ambos han sido considerados como plagas, sin apreciar el importantísimo papel que juegan en los ecosistemas naturales: además de ser el alimento de un gran número de especies, sus curiosos hábitos de almacenamiento de semillas contribuyen a la dispersión de determinadas especies arbóreas, principalmente robles, encinas, alcornoques y quejigos.

Al igual que las últimas especies sobre las que he escrito, los ratones han sido históricamente tratados como animales domésticos: los faraones egipcios y los emperadores nipones los tenían entre sus mascotas preferidas; y ello es debido a que, cuando se le domestica, pierde el temor instintivo que tiene hacia el hombre, volviéndose amistoso y juguetón. Eso por no hablar de su uso en la experimentación farmacéutica, donde su bajo coste y pocos problemas de mantenimiento, lo han convertido en el rey? de los torturados.