La Voz de Victoria Mesonero conquista el Café Corrillo

Solo un lugar emblemático de la música en directo en Salamanca, el Café Corrillo, puede recibir a una diva como se merece, Victoria Mesonero, acompañada de esta banda potente que se llama "No cantes Victoria", precisamente lo que los espectadores del concierto de la noche del 14 de mayo no querríamos de ninguna manera. Ya es un tópico decir que Victoria Mesonero es la voz negra por excelencia, pero para quienes no la hayan escuchado aún, es la perfecta definición de una cantante prodigiosa, dueña de un portentoso talento vocal que se apoyó esta vez no solo en su piano, sino en una banda a la que dirige con la misma fuerza con la que canta. Sara Ruth en la batería, inusitada y potente; Bea Gómez con el trombón junto con la trompeta de Arturo Calvo y el saxo de Alberto Cano configuran los metales poderosos que acompañan a la cantante así como un bajo constante y expresivo, Dani Lagóstera, y un guitarrista excepcional, Hugo Matías. Músicos todos con una energía contagiosa sobre los que se impone la voz de la solista cantando clásicos del funk, del blues y de del soul con su estilo característico ya sea desde el piano o desde la expresividad más absoluta.

Victoria Mesonero tiene la generosidad de darle espacio a su banda, de mover al público, de implicar a todos los que han participado en su proyecto y sobre todo, de entregarse con la fuerza de su voz, de su personalidad y de su estilo inconfundible. Dedicado al saxofonista Antonio Díez, el genio de la banda Jazz Station que compartió escenario con la banda, el concierto fue un acto de entrega en el que la cantante se convirtió en la tigresa de Gales con "Sex bomb" y supo ronronear como una gata en las baladas más detenidas. Profesora de música, esta mujer inmensa es capaz de cantar sola con su piano o acompañada de su guitarrista en un ejercicio de flexibilidad bellísima en la que conjuga la sutileza de una balada con la fuerza desgarrada de las canciones de las divas del jazz. Una Adele personalísima, que hace lo que quiere con el público, cuya gestualidad no solo dirige a los músicos excelentes que la acompañan, sino que interpreta los temas.

Victoria Mesonero no solo dialoga con el público, lo hace con estos músicos que disfrutan del escenario, y lo hace con el sentido teatral de una diva entregada capaz de llevar a una banda compenetrada allí donde quiere. Una experiencia especial para el público, porque la cantante deja de tocar con su banda hasta septiembre para encerrarse en el estudio y grabar los temas de su segundo disco, un acontecimiento para todos los que hemos tenido el privilegio de escucharla, a ella, a su banda y a Antonio Díez, un saxofonista excepcional para una noche mágica en la que todos cantamos Victoria. De pie, entregados al talento en bruto de una cantante inusual que domina el escenario como nadie. Por favor, no dejes de cantar, fantástica, grande, excepcional Victoria?