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Intensificar lo profundo (Sobre ‘La Voz del retorno’)
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PRÓLOGO DE ANTONIO COLINAS

Intensificar lo profundo (Sobre ‘La Voz del retorno’)

Actualizado 15/05/2015
Redacción

El reconocido poeta Antonio Colinas, colaborador de SALAMANCArtv AL DÍA, nos ofrece las claves del último poemario de José María Muñoz Quirós

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Conozco la obra poética de José María Muñoz Quirós (Ávila, 1957) prácticamente desde el nacimiento de la misma y la considero una de las más personales en esa década crítica que sigue a las de los 60 y 70, cuando estalla la libertad expresiva, pero también los "fuegos de artificio", de lo que reconocemos como "poesía novísima".

Por su edad, este poeta podía haber insistido en esa estética, entrar a formar parte de lo que se reconoció como "poesía postnovísima"; pero Muñoz Quiros prefirió seguir su camino poético sereno y seguro, escuchar la propia voz interior, ignorar las "máscaras" del lenguaje y los "cantos de sirena" al uso en aquel momento.

Estamos hablando de una poesía que a la vez comienza a escribirse cuando de manera extremada se prueban "saltos en el vacío", se fijan ortodoxias entre experiencias y diferencias que nos han acompañado hasta el día de hoy. Afortunadamente, venimos observando un cambio de rumbo en la valoración y creación poéticas. Lo observamos incluso en los más jóvenes: se regresa a la cultura de sentido vivo, a lo metafísico, al pensamiento fecundo, también a un lenguaje más libre?

Pero una de las cosas significativas de esta liberación, al fin, de la poesía "fotográfica" ?o "desvitaminada", como le gustaba decir a José María Valverde? es la reconfirmación de algunos poetas que se mantuvieron indemnes ante las influencias, amparados en un sentir y en un pensar no ajenos a la emoción, a la pureza formal.

Estoy pensando ?por aludir sólo a otros dos nombres que, ya sea en el norte o en el sur, en Castilla o en Andalucía? mantuvieron el pulso de esa fidelidad a lo personal, José Luis Puerto y Alejandro López Andrada. Es en sintonía con esta misma fidelidad en donde se afianza y aparece reconfirmada la poesía de José María Muñoz Quirós, y de manera muy patente en este libro que hoy tengo el gusto de presentar.

Esta maduración en el tiempo de la obra de Muñoz Quirós ha sido reconocida con significativos premios, pero yo quiero insistir en el manantial del origen, en la soledad desde la que fue creada, y en la que han influido factores muy concretos: el amor a la literatura desde su trabajo como profesor, su cercanía a actividades culturales, las profundas "raíces" de su ciudad natal, lo telúrico castellano, fenómenos como el de la mística, tan intrínsicamente fundidos con su territorio?

A la vez, la poesía de Quirós iba creciendo desde esa soledad fecunda que sólo proporciona la provincia, la vida ajena a los circuitos literarios al uso. Lógico ha sido también que esos merecidos reconocimientos de que hablaba se hayan dado en los propios espacios donde el poeta vive y crea (Gredos, Salamanca, Burgos, Segovia), pero a la vez traspasando estas fronteras con reconocimientos en Madrid o Valencia.

También desde colecciones de prestigio, como ha sido la de Adonais, en donde José María publica uno de los primeros libros que se mantiene más vivo en mi memoria lectora, Ritual de los espejos (1990). Rosa Rosae (1995), Dibujos de la luz (1998), Cuaderno de invierno (2000), Celada de piedra (2005), El color de la noche (2007) El rostro de la niebla (2009) o El temblor de las libélulas(2011,) son otros libros suyos que destacaría. No porque se distingan sobre los demás, sino porque yo encuentro en ellos, de manera más viva, ese viaje hacia la pureza y el pensar que emociona, hacia la claridad y la fuerza de los símbolos que, si los observamos atentamente, ya aparecen desde los mismos títulos de su libro.

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¿Qué símbolos son éstos? Algunos de ellos están presentes en la tradición poética universal, pero en Muñoz Quirós asoman por fidelidad a esas "raíces" telúricas de que hablaba. Así, por ejemplo, y sobre todos, los de la luz y la noche, pero también otros que remiten a lo más humilde lleno de significación (la piedra, tan presente en la geografía abulense, las estaciones del año más intensas (el otoño, el invierno), la niebla, la nieve, la tormenta.

Hay, por tanto, una lectura predominantemente simbólica de la poesía de Muñoz Quirós; símbolos que suelen brotar de una naturaleza viva y no desde el simple paisajismo o lo rural. Como en los frutos literarios de su tierra, los frutos de sus poemas brotan de una hondura que atañe a lo esencial del ser, pero expresado a la vez con una gran naturalidad expresiva.

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(*) Fragmento del prólogo escrito por por Antonio Colinas, premio Nacional de Literatura

(*) El libro se presenta este domingo, a las 11h., en la Feria del Libro de Salamanca.

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