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Homenaje de la Feria del Libro al 'Sitio' de Leningrado
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Homenaje de la Feria del Libro al 'Sitio' de Leningrado

Actualizado 15/05/2015
Redacción La Sierra Al Día

Se presenta un libro con duros testimonios de las mujeres que vivieron este acontecimiento histórico

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"Quienes nos enviaron tanta muerte cometieron un error de cálculo. Subestimaron nuestra voraz hambre de vivir". Olga Bergholz

Hay libros imprescindibles y este lo es. Es un puñetazo, un grito, muchos gritos, literatura hecha con sangre, dolor, lágrimas, desesperación, crueldad, amor, solidaridad y a la que siempre hay que volver, aunque hago daño, tanto daño?

[Img #307252]Este sábado 16 a las 13 horas, en el marco de la Feria del Libro, se presenta una de esas joyas raras e imprescindibles a las que hay que mirar con mucho cuidado y analizar y leer y releer. Habla de mujeres, hablan mujeres y serán mujeres las que acompañarán a Carlos Rod de ediciones uÑa Rota en la presentación. Mujeres que tomarán la palabra para decir lo que hace tantos años, otras escribieron en circunstancias terroríficas.

Escritos de mujeres desde el sitio de Leningrado de Cynthia Simmons y Nina Perlina en Ediciones La uÑa RoTa es un libro hecho de Diarios, cartas, memorias y prosa documental?

EL 8 de septiembre de 1941 la ciudad de Leningrado quedó rodeada y aislada del resto de Rusia. Leningrado era un objetivo fundamental para Hitler y sus órdenes bien precisas: sellar herméticamente la ciudad paso hacia Moscú y una de las mayores productoras de munición y debilitarla mediante el terror y el hambre. «Nadie duda de que triunfaremos en Rusia anotó Goebbels en su diario. El Führer tiene la intención de borrar del mapa ciudades como Leningrado». El asedio de los ejércitos alemán y finlandés duró hasta el 27 de enero de 1944: 872 días de aislamiento y bombardeos. Aunque no hay datos, se calcula que durante esos dos años largos murieron en la ciudad un millón de civiles, muchos de ellos durante crudísimo invierno de 1941-1942, en el que el termómetro marcaba cuarenta grados bajo cero.

[Img #307259]"Quieren destruir nuestra ciudad, la ciudad de Pushkin, de Dostoievski y de Alexandr Blok. La ciudad de la cultura y de los grandes lagos. Esta ciudad forma parte de mi vida. Fue en Leningrado donde me convertí en poeta. Yo, al igual que todos vosotros, tengo un firme convencimiento: que Leningrado nunca será fascista". Anna Ajmátova.

Cuando se cumplen 70 años del final del sitio de Leningrado, nada más pertinente que abordar, como han hecho Cynthia Simmons, profesora de Estudios Eslavos en la Universidad de Boston, y Nina Perlina, profesora emérita de Lenguas y Literaturas Eslavas en la Universidad de Indiana, nacida y criada durante el cerco a Leningrado, las claves que propiciaron la resistencia de un pueblo durante uno de los asedios más crueles de la historia. 872 DÍAS. Pese a los cientos de estudios publicados sobre el Leningrado, no existía ninguno que se centrara específicamente en las vivencias y actitudes de las mujeres, población mayoritaria y verdaderas protagonistas de la ciudad sitiada. Los diarios, cartas, memorias e historias orales reunidos en este libro material en muchos casos inédito contribuyen así a llenar este vacío. Un libro cuyo valor reside, más allá del relato individual, en la perspectiva coral. Narrativas personales de mujeres de edades, profesiones, clases sociales e ideologías distintas, desde trabajadoras no cualificadas hasta figuras representativas de la elite cultural. Mujeres con un objetivo común: la supervivencia; resistir al hambre, al miedo, a los bombardeos y al frío de tres durísimos inviernos; pelear por lo imposible: mantener los ritmos de la vida cotidiana. La mayoría de las blokádnitsy (mujeres que padecieron el sitio, a quienes está dedicado este libro) eran mujeres corrientes (peluqueras, relojeras, trabajadoras, estudiantes, doctoras) de todas las edades (niñas, adolescentes, mujeres adultas, ancianas). Aunque la mayoría de ellas ha quedado en el anonimato, mantuvieron con gran valor y esfuerzo el funcionamiento de fábricas, hospitales, colegios, guarderías, bibliotecas y huertos. Y pese a la falta de recursos, también teatros, exposiciones y salas de conciertos permanecieron abiertos durante el bloqueo. La biblioteca no dejó de funcionar ni un solo día. Durante la guerra, sirvió a más de cuarenta mil personas y prestó un millón y medio de libros. Una de las búsquedas bibliográficas más consultadas fue «estudio de las guerras justas e injustas».

[Img #307253]Así, los diarios y memorias de las doctoras Anna Lijachova, Yulia Méndeleva y Valentina Gorójova narran la importante labor que el personal sanitario desempeñó contra viento y marea en hospitales y escuelas de Medicina; Ksenia Matus, oboísta, nos cuenta el estreno de la Séptima Sinfonía de Shostakóvich durante el asedIo; C Valentina Busheva relata con detalle la dureza del trabajo en las turberas y en los batallones del carbón. Olga Freidenberg, estudiosa de la cultura clásica, prima de Boris Pasternak, con quien mantuvo una larga correspondencia postal, posteriormente publicada, escribe acerca del devastador efecto que el asedio tuvo sobre la psique humana y el cuerpo de la mujer, y en un momento dado se arrepiente, por ejemplo, de su mal genio en comparación con la tolerancia de su madre. La célebre pintora Ostroúmova-Lébedeva explica en su diario cómo organizaban las guardias de vigilancia en las azoteas; la bibliotecaria Lilia Frankfurt se desvivió por la biblioteca pública; Tamara Nekliúdova precisa el menú de guerra; mientras que Vera Miliútina describe la eficacia de los huertos que proliferaron en la ciudad; al tiempo que la artista Elena Martilla, una jovencísima estudiante de Bellas Artes, salía a la calle con su cuaderno para dibujar los rostros de los habitantes durante el asedio para advertir a las futuras generaciones del horror absoluto de la guerra. En definitiva, diarios, cartas, memorias y documentos que reconstruyen el sitio desde el corazón de Leningrado.

[Img #307254] "De nuevo están recortando las raciones de comida. Ahora recibo doscientos gramos de pan en vez de seiscientos y, desde luego, no es suficiente. Aguantar una jornada entera de catorce horas en el hospital es más bien difícil, por decirlo suavemente". Del diario de Liubov V. Shapórina, enfermera

"En nuestro edificio [?] cada persona debe vigilar durante dos horas las escaleras que llevan al ático. Como allí hay mucha luz, se puede coser, zurcir, leer". Del diario de Anna P. Ostroúmova-Lébedeva, artista

"El 31 de diciembre de 1942 y el 1 de enero de 1943, todos los heridos recibieron cincuenta gramos de vodka. El 2 de enero de 1943 se celebró un pequeño baile en la sala en el que participaron los enfermos y el personal médico. La vida, pese al dolor inhumano, el sufrimiento y toda

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