Cuatro escritoras evangélicas tejieron palabras para Teresa de Ávila en el Quinto Centenario de su nacimiento
"La verdad padece, pero no perece", dijo Teresa de Cepeda. Esta verdad la pudimos constatar, quinientos años después, el pasado 8 de mayo pasado y en Madrid, cuando fuimos testigos del primer gran homenaje evangélico a Teresa de Ávila, la seguidora de Jesús, aunque algunos tiendan a querer camuflar esta faceta suya. Fue en la primera jornada del VII Encuentro Anual de la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos de España (ADECE), donde cuatro escritoras quisieron, con su buenhacer, regalarle a Teresa una pequeña gran ofrenda por dejarles esa estela de fe, de coraje, compromiso y disposición al sacrificio para sortear los tiempos recios. Estas tejieron palabras para Teresa, como en otro tiempo lo hicieran Cervantes, Quevedo, Góngora o Lope de Vega.
CONFERENCIA DE LA CANARIA ASUN QUINTANA
"Entre pucheros anda Dios", decía la mística, y así fue esa tarde en la que la filóloga y representante de la mujer en el Consejo Evangélico de Madrid (CEM), impartió una magistral conferencia titulada: "Teresa de Cepeda: fuerza, sabiduría y poesía", donde dejó constancia de la valentía de esta mujer por sortear los difíciles tiempos que le tocó vivir, realizando también un análisis filológico de su escritura.
Aquí un extracto de lo manifestado por Quintana: "Como expresa Menéndez Pidal cuando habla de Teresa de Cepeda y su tan discutido estilo, "la santa habla por escrito", y eso es parte de su genialidad. Sus escritos son un auténtico tesoro del realismo de una mujer que sabe tanto de caminos, negocios, estrecheces económicas, debilidades, enfermedad, dolor y miserias humanas como de vuelos místicos y estados sublimes del espíritu. Y Fernando Lázaro Carreter, uno de sus estudiosos, comenta: «La genialidad de Teresa de Jesús consiste en bordar, con tan complejos materiales, un discurso espontáneo y fluido, eso que con todo derecho calificamos, en sentido lato, de estilo teresiano». Dicho filólogo ha afirmado, expresivamente, que Santa Teresa «también en las letras fundó». Su fundación en la literatura española es el género de la «autobiografía del espíritu», que hasta entonces no existía.
'Teresa cuando escribía, lo hacía desde la profundidad de su alma, de sus vivencias personales, desde su relación íntima con Dios, que era el centro de su vida. Aquí está la fuerza de Teresa, la vida que trasmite cuando habla o escribe. Verdaderamente la fuente de Teresa fue Jesús al que conoció íntimamente, al Dios de la Biblia, del que era amiga y con el que anduvo hasta su muerte. Y con Él tenía encuentros aun entre los pucheros. Inteligente y cauta. Osada y prudente, en medio de un mundo gobernado por varones, especialmente, el eclesial cuya autoridad había llegado a ser opresiva, y donde la mujer poco o nada podía hacer. Teresa de Jesús fue muy vigilada por la Inquisición: era mujer, monja y por añadidura mística, tres títulos que de entrada ya la tenían que hacer temblar, pero tiene la valentía de escribir y escribir mucho.
'La gran pregunta que trato de responder en esta conferencia: ¿Cómo consiguió librarse de la inquisición y además fundar conventos, revolucionar la vida religiosa, y escribir? ¿Cómo ha llegado a ser nombrada doctora según la iglesia católico-romana , la que era mujer y fue llamada indocta, y colocada en una noble fachada de hombres: la Biblioteca Nacional? Aquí está la sabiduría de Teresa de Jesús, para desenvolverse con inteligencia y habilidad en medio de esas circunstancias. Teresa sabe ir contra corriente sin parecerlo, se "hace la tonta" y "torpe" pero era una mujer inteligente y preparada, obligada a "esconder" su cultura. Teresa de Jesús, mujer del siglo XVI, empresaria, organizadora, "inquieta y andariega", fundadora, limpiadora, cocinera, escritora, poeta, líder, y sobre todo seguidora de Jesús, y a quien hoy la recordamos en el V centenario de su nacimiento, con este homenaje, pequeño, pero muy sentido".
OLGA MOROS (DE CALATAYUD)
Por su parte, la poeta Olga Moros comentó: "De Teresa me apasionan muchas áreas de su vida, me identifico con muchas otras; pero, sobre todo, me cala en lo más hondo esa mística que le lleva a esa cercanía, esa familiaridad con Dios y, a la vez, ese respeto, ese temor santo. A este respecto, el siguiente texto cuando habla de la oración: 'Estate allí, dice Teresa, acallando el entendimiento, mira que te mira, acompáñale y habla y pide y regálate con Él. Pídele que aciertes a contentarle siempre, porque de Él te ha venido todo bien'. Es por ello, que hermanada con ella sé que podríamos recitar juntas este poema que habla de la dependencia de Dios cuando nos enfrentamos a la 'Inquisición' del mundo". Y le recitó estos versos:
... PERO ME AMAS
Si he de asomarme al
balcón de la vida,
acompáñame tú.
El miedo a las alturas
ata mi corazón
a la almohada.
Los lobos aúllan
y atacan mis palabras,
y afuera,
la selva del asfalto
me envuelve y aplasta
en sus rutinas.
... Pero me amas,
Dios mío,
y engrandece tu amor
mi delgada estatura.
Y salgo al combate
de la vida,
renovadas las fuerzas,
absorta la mirada
en la cruz que te clava,
y un estandarte resuelto
donde habita tu nombre,
donde residen tus llagas,
y la pureza tranquila
de saberte cercano
a mis lágrimas.
BEATRIZ GARRIDO (GALICIA)
Durante su intervención, la escritora gallega Beatriz Garrido Sacco recordó frases de la andariega Teresa para resaltar a una mujer avanzada para su tiempo, como esta con la que comenzó, que reproducimos a continuación:
"Sabed padre, que en mi juventud me dirigían tres clases de cumplidos. Me decían que era hermosa, me decían que era inteligente y me decían que era una santa. En cuanto a hermosa, a la vista está. En cuanto a discreta, nunca me tuve por boba. En cuanto a santa, sólo Dios lo sabe". Esto le confesó a un carmelita, Teresa de Cepeda y ahumada, cuando pasaba de cincuenta años. Simplemente? ¡¡¡me encanta!!! Esta increíble mujer, a la que la mayoría de la gente conoce como Teresa de Jesús y que vivió hace 500 años, al igual que Moisés, que José o que todo un rey David, sirvió a Dios en medio de su generación. Me parece algo fantástico!! Hay anécdotas sobre su vida que demuestran que lo que cité al principio es más que cierto. Supongo que lo que más le costó, pero que dijo con toda frescura, en el mejor sentido de la palabra, fue una frase que llega hasta nuestros días, cuando le respondió al gran Inquisidor, quien le seguía los pasos bien de cerca, en una ocasión mientras cocinaba en uno de sus conventos: "Entre los pucheros anda Dios". Me imagino que estaba bastante harta de que este "Gran señor" la oteara por todos los rincones. Y con esa, aparentemente sencilla frase, le dio unas cuantas lecciones de Teología fundamental. Y hay una que no puedo pasar por alto, ya que se pueden sacar de ella mil espléndidas lecturas y no tiene el menor desperdicio: "Iba a firmar la escritura de uno de sus conventos, cuando el señor Notario se fijó en su belleza y le susurró a su secretario: "Por un beso de esta mujer, me daría por pagado". Teresa, que con un oído fino no perdió ni una palabra, no lo dudó ni un instante. Se acercó al señor Notario y le dijo: "¿Qué quiere?".... "¡Que me bese!".... Al instante, le acercó la cara al ilustre caballero y permitió, con la mayor naturalidad, que le diera un beso en su mejilla suave. Entonces se giró sobre sus talones y toda llena de razón dijo sin ningún titubeo: "Nunca un escrito, me resultó tan barato". Fue contemporánea de inquisidores y reformadores. Perseguida, cuestionada, y mil cosas más. No pudo publicar ninguno de sus libros en vida; pero todo? sus miles de cartas, artículos y demás, circularon por todos los rincones de nuestra bendita tierra. Sé muy bien que nunca salió del seno de la iglesia católica, algo que muchos no le perdonan y sé que todas sus buenas obras no la salvaron. Pero sí su auténtica y absoluta fe en Jesucristo y su íntima relación con el Rey de la Gloria, sólo eso le pudo hacer escribir: "Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero?". ¿Cómo se puede cuestionar tanto a una mujer que escribió algo tan hermoso y que figura en casi todos los himnarios evangélicos: "El que de Dios el reino busca con ansia, todo lo demás tiene, nada le falta"? Alguien se refirió a ella con toda gentileza y cariño llamándole media hermana. Para mí es una auténtica hermana al completo. Simplemente, me remito a la inmortal frase del gran ensayista y escritor Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mis circunstancias". Cuando yo era una jovencita, unos queridos hermanos del país vecino de esta amada "Piel de toro" me enseñaron una pequeña canción que decía: "Nao importa meu amigo quem tu és, Se a sombra do Calvario tu istás. Se o teu coraçao e igual ao meu. Dame a mao e meu hirmao serás". ¿Ecuménica? ¡En absoluto! Intento ver a Teresa de Ávila como una mujer maravillosa, que marcó un antes y un después en su época. Una mujer que amó a su Dios por encima de todo y vivió para servirle. ¡Gracias, preciosa, valiente, inteligente, osada, adelantada a tu tiempo y me faltarían calificativos para definirte? Teresa de Cepeda y Ahumada, ¡sierva del Dios altísimo!". Garrido Sacco le dedicó este poema:
PARA TI, TERESA
Buena estatura y en su mocedad hermosa
y, aún de vieja, preciosa harto bien.
Ojos vivos y graciosos, manos pequeñas y finas?
Así te definió alguien ¡Encaja bien con tu ser!
Me encanta ver tu osadía y hasta tu atrevimiento:
tenías las cosas claras, sin dudarlo ni en un alto.
Bien puede que tú llevaras los dos pies muy bien descalzos,
Aquello de? "Pisa morena?" te definía Ipso facto.
Mujer valiente donde las hubiera,
Culta, inteligente, apasionada y hasta desbordante.
Al mismísimo Inquisidor le diste dos medías tuercas.
¡Ni sabes lo que daría por abrazarte al instante!
Prohibida, juzgada, criticada y observada,
No creo que fuera fácil sobrellevar esa carga,
Pero el más grande Amor de tu alma y de tu vida,
Te ayudaba a soportarla; todo por Él aguantabas.
¿Me dicen que medio hermana?...
¡Hermana entera yo digo!
No puede quien a Dios ama,
ir separada conmigo.
¡Te admiro Teresa mía! Casi diría? ¡Te envidio!
Tu huella fue tan profunda,
que ni los más detractores ni grandes inquisidores
han podido disiparla, destruirla ni apagarla.
Vivo sin vivir en mí?
El que de Dios el reino busca con ansia?
Vuestra soy, para Vos nací,
¿qué mandáis hacer de mí?
Yo sé que voy a encontrarte
En aquel lugar hermoso, inmarcesible y eterno.
Cuando llegue allí, te busco
¡y mi abrazo para ti será inmenso y deseable!
ISABEL PAVÓN (MÁLAGA)
Finalizamos con la poeta Isabel Pavón, a la que le caló bien hondo lo que Teresa de Cepeda y Ahumada canta a su Dios en uno de sus poemas: 'Vivo sin vivir en mí / y tan alta vida espero, / que muero porque no muero'. Por ello dice: "Cuánto me habría gustado formar parte de su entorno, de alguna manera haberla conocido. Comentar con ella. Compartir sueños de aquellas lecturas sobre las trágicas vidas de los niños mártires, criaturas tiernas y buenas sin resquicio de impurezas. Con su misma edad yo leía poco, no era costumbre, pero sí lo hacía una y otra vez sobre la vida (o la muerte) de inocentes torturados, aquella tendencia hacia lo cruel que producía en ella, en mí, un intenso deseo de morir, quizás por amor al Señor, quizás por despuntar en algo, quizás por aparecer en algunos de aquellos libros de santos, no sé bien. Lo cierto es que, parafraseando uno de sus poemas, moría de ganas de morir. El pasado no se olvida de los rostros dibujados de otro tiempo. Mi persona se alegra por el reconocimiento que, en su memoria, se le presta hoy, por el material que sobre ella se conserva. Hay tan pocas mujeres tenidas en cuenta por lo que valen... Teresa, quinientos años de ejemplo de amor al Señor".
Y le dedicó un sentido poema:
DETALLE DE INFANCIA
Edad temprana
la de sus entrañas.
Despertar vivo
inquietud imaginada.
Juego de niña embelesada
se desvanece al paso
de la luz y la piedra
en su infantil morada.
Desnuda la palabra vana
y la viste de versos.
Dialoga con lo incorpóreamente cierto.
El ruiseñor del gozo anida en su pecho.
Pobreza, soledad y silencio
la habitaron descalza.
Arrulla el soplo de muerte,
sostén de vida mesurada.
Instinto puro
Teresa enamorada.
Gracias a estas cuatro mujeres, una muestra de todas aquellas que nos van rescatando a Teresa tal cual era, sin encasillamientos ni intereses más que darle el valor que se merece, de una manera justa y objetiva, siguiendo su consejo de no amilanarse ante la oscuridad de los tiempos, recalcando que no hay que turbarse ni espantarse, sino hacerle frente a todo con la fuerza sostenida desde arriba. Pero que no nos abstrae de la realidad de abajo, creyendo firmemente que la Verdad nos hará libres y que hay que luchar por esa Verdad, aun sabiendo que el precio que hay que pagar es muy alto.
Concluyó el acto con la lectura, por parte de las participantes, de poemas emblemáticos de la imparable Teresa de Ávila, y de Salamanca, tales como Muero porque no muero y Vuestra soy, para vos nací.
Texto: Jacqueline Alencar