'¿Por qué Unamuno?', título del discurso de ingreso en el CES de Luciano García Egido

El aula Francisco Salinas del edificio histórico de la USAL ha acogido el discurso de ingreso en el Centro de Estudios Salmantinos de Luciano González Egido, con el discurso '¿Por qué Unamuno?'. En este acto han intervenido Jesús Málaga (presidente del CES) y Fernando Rodríguez de la Flor, que realizó la contestación al discurso. El Centro de Estudios Salmantinos (CES) acordó en su pleno ordinario de diciembre del pasado año nombrar miembro honorífico al escritor.

Salmantino de nacimiento (1928), la presencia de su tierra está muy presente en la obra Luciano G. Egido, en la que también se observa una dedicación muy especial hacia la figura de Miguel de Unamuno, que ha elegido como tema de su disertación: '¿Por qué Unamuno'. Se doctoró en la universidad de Salamanca y en ella fue profesor.

Luciano G. Egido, que se reconoce un escritor "tardío, muy tardío", publicó a los 65 años su primera novela, "El cuarzo rojo de Salamanca" (1993), que fue distinguida con el Premio Miguel Delibes. Dos años después, la segunda, "El corazón inmóvil" (1995), sería reconocida con el Premio Nacional de la Crítica, galardón al que más tarde sumaría el Premio de la Crítica, del Instituto de la Lengua de Castilla y León, por "La piel del tiempo" (2002) y el Premio de las Letras de esta Comunidad, que le fue concedido en 2004. Por "Los túneles del paraíso" (2009) recibió el Premio "Villalar", de las Cortes de Castilla y León. Aparte de estos reconocimientos su restante obra narrativa ha sido elogiada por la crítica. Así, "La Fatiga del sol" (1996) y "El amor, la inocencia y otros excesos" (1999), fueron elegidas entre las diez mejores novelas en los años en que fueron publicadas, siendo también muy considerada "Tierra violenta" (2014). De su libro "Cuentos del lejano oeste" (2003) fueron seleccionados tres para la "Antología del microrrelato español (Ed. Cátedra, 2012) y de su ensayo "Agonizar en Salamanca. Unamuno, 1936", se han hecho tres ediciones.

Fotos: Pablo de la Peña