Jueves, 09 de mayo de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
El sol y las sombras
X

El sol y las sombras

Actualizado 10/05/2015
José Román Flecha

[Img #302816]

La luz y las tinieblas forman parte de nuestra imaginación infantil. El sol y las sombras configuran nuestra confianza y nuestros temores. Algunas de esas experiencias las recordamos durante toda la vida. "Mantén tu rostro ante la luz del sol y no verás la sombra". En alguna parte he leído esa frase de Hellen Keller.

Esa advertencia nos llama la atención por su misma obviedad. Nuestra experiencia nos dice que así es la realidad. Si miramos hacia el sol no veremos la sombra que proyectan nuestros cuerpos sobre el terreno. Y, al contrario, sólo cuando damos la espalda al sol descubrimos que, más larga o más corta, nuestra sombra parte de nuestros propios pies.

En ese momento nos damos cuenta de que un lado de nuestro cuerpo es inaccesible para el sol. Pero no sólo eso. Se nos hace evidente que con nuestro cuerpo impedimos que la luz del sol llegue a un espacio de la tierra y que pueda bañar algunos objetos y tal vez a algunos seres vivos. Cada uno de nosotros se interpone con frecuencia entre el sol y las cosas.

Por otra parte, también podemos percibir que cuando falta la luz, a muchos de nosotros nos asalta el miedo. En la oscuridad parece que los ruidos se agrandan y hasta creemos ver fantasmas y oír en torno a nosotros algunos sonidos fantasmales. Caminamos a tientas, tropezamos en cualquier cosa y desconocemos los lugares que deberían sernos familiares.

Pues bien, esa observación se convierte en una especie de parábola cuando pensamos en nuestra vida de fe. Sabemos que si volvemos la vista hacia Dios, quedaremos inundados por su luz. Ante la luz de Dios perderán importancia muchos de los problemas que creíamos insuperables, hasta el punto que nos quitaban el sueño y la paz.

Evidentemente todos tenemos que tener los pies bien plantados en el suelo y observar atentamente lo que ocurre en nuestra tierra. Pero si solamente dirigimos la mirada hacia lo más terrenal de nuestra vida, perderemos la necesaria perspectiva y nuestras preocupaciones se agrandarán de forma insospechada.

Aún hay más. Cuando caemos en el orgullo y la altanería, cuando nos ensalzamos y crecemos demasiado a nuestros propios ojos, nos interponemos entre Dios y nuestros hermanos. Proyectamos una sombra tan espesa sobre ellos que con frecuencia llegamos a ignorar su presencia y sus lamentos.

Algo parecido ocurre con el mundo creado. Hemos agrandado hasta tal punto nuestras necesidades o caprichos que hemos creado verdaderos desastres ecológicos. Hemos dejado en sombra grandes zonas de la naturaleza. Creamos un cierto eclipse que nos lleva a ignorar a muchos seres vivos y a una parte notable de la tierra.

Volver la vista a Dios nos llevará a descubrir su grandeza y su misericordia. Nos obligará a comprender cuál es nuestro puesto en el mundo. Nos ayudará a respetar la dignidad de nuestros semejantes. Y la belleza de este mundo creado, en el cual podemos descubrir las huellas del Creador.

José-Román Flecha Andrés

EL AMOR Y LA ALEGRÍA

Domingo 6º de Pascua. B.

"Está claro que Dios no hace distinciones: acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea". Con esas palabras se presenta Pedro ante el centurión Cornelio, según se nos cuenta en la primera lectura de la misa de hoy (Hech 10,25-48).

Seguramente hoy nos resultan bastante lógicas esas palabras. Pero hemos de preguntarnos qué asombrosa conversión ha debido operar el Espíritu de Dios en la mente y en el corazón de aquel pescador de Galilea.

De paso, podemos reflexionar sobre nuestras dificultades para aceptar a los demás y para anunciarles con gozo, respeto y esperanza el mensaje de Jesús. Un mensaje universal de salvación, de gracia y de justicia.

Evidentemente, todos necesitamos recibir la luz y la fuerza de un nuevo Pentecostés. No será posible la nueva evangelización si no nos ayuda la gracia del Espíritu Santo.

EL PUENTE DEL AMOR

Esa visión universal es fruto del amor, al que se refiere la palabra de Jesús que se proclama en el evangelio de este domingo sexto de Pascua. (Jn 15,9-17). El texto sigue a la alegoría de la vida y los sarmientos, que hemos meditado el domingo anterior. El que hoy se nos propone es inmensamente rico:

? Jesús nos revela el amor que le une a su Padre celestial. Un amor que no le cierra en sí mismo, puesto que quiere comunicarlo a sus discípulos. Jesús se nos muestra como el puente por el que nos llega el amor del Padre.

? A los discípulos Jesús les deja como don y como herencia un único mandamiento: el mandamiento del amor. Permanecer en el amor es la clave para saber que permanecemos en el amor de Dios.

? Pero el mandamiento del amor no puede ser concebido como un peso. Es una liberación. Es la clave de nuestra realización personal y de la construcción de una comunidad armónica. Es la fuente de la alegría que Jesús nos comunica.

EL MOR MÁS GRANDE

Ahora bien, de sobra sabemos que el amor es una palabra que puede significarlo todo y no significar nada. Hace falta una piedra de toque para conocer su verdad. Y Jesús nos la ofrece: "Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos".

? El amor más grande no se manifiesta en la compasión puntual y pasajera ante los desastres provocados por un terremoto o ante el drama espantoso de la inmigración reducida a un tráfico de esclavos.

? El amor más grande tampoco puede ser identificado con una ayuda voluntariosa y pasajera. Jesús no nos ha enviado para identificarnos con una "organización no gubernamental", como advierte el Papa Francisco.

? Jesús manifestó el amor más grande al entregar su vida por nosotros. Pedro aceptaba ampliamente a Cornelio, el centurión romano. Y un día habría de entregar su vida a manos de los romanos.

- Señor Jesús, te damos gracias por habernos revelado el amor del Padre y habernos iniciado en el mandamiento del amor. ¡Bendito seas por siempre! Aleluya.

José-Román Flecha Andrés

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...