Fallece el alcalde -hasta el final de sus días- de Monforte de la Sierra, siempre apreciado en toda la zona
Recibo por este mismo medio la noticia del fallecimiento de Antonio García Rodríguez, alcalde de Monforte de la Sierra, y, como serrano, he de expresar mi sentir a través de estas palabras.
Siempre, a lo largo de todos estos pasados años, advertí y detecté la presencia de Antonio García Rodríguez, una presencia marcada por la cordialidad y la discreción, en todos los acontecimientos culturales de la Sierra de Francia, en todas las actividades que cohesionaban la Sierra, su identidad y el sentido de sus gentes.
Una presencia que no pedía protagonismo alguno, que no pretendía nunca "chupar cámara", atribuirse logros fueran del tipo que fueran, sino que estaba allí, en cada ocasión en que ocurriera en la Sierra de Francia algo positivo, para sumar, para arrimar el hombro.
Y, en ese sentido, siempre advertí que era un político atípico, fuera de lo común, alejado de esa ramplonería que lastra a tantos gobernantes españoles, rijan la institución que rijan. Antonio García Rodríguez, siempre lo intuí, tenía un concepto de la gobernabilidad, de un pequeño pueblo como el suyo, Monforte de la Sierra, como una tarea de estar al servicio del bien común.
De ahí que hoy, en este momento en que Antonio García Rodríguez se nos ha ido del mundo, quiera resaltar esos valores, tan valiosos, que siempre advertí en su estar en la política, en su estar en la Sierra de Francia: colaborar, sumar, hacer acto de presencia y empujar para que las cosas salgan adelante, rehuir cualquier protagonismo, apoyar siempre todo lo que merece la pena.
Y ese modo de estar en la política y en la vida, hoy, nos parece valioso. De ahí nuestras palabras de este momento, en memoria de Antonio García Rodríguez, alcalde hasta el final de sus días de la localidad serrana de Monforte de la Sierra.
José Luis Puerto (escritor)
Fotografía: Rosa Gómez