Aunque me suelo ocupar de temas más locales, no oculto que vengo observando con creciente y extrema perplejidad lo que ocurre en la política de nuestro país, en realidad también en otros temas, pero sobre todo en el comportamiento de la ciudadanía a la hora de buscar soluciones a lo que nos ocurre. Es innegable que se ha avanzado notablemente en muchas materias, especialmente en el enunciado de los derechos que tenemos sólo por ser españoles. Otra cosa es lo ocurrido con algunos aspectos clave para sostenerlos, como la economía o el gobierno de la comunidad y los dineros públicos.
Felipe González y sus equipos (Solbes entre ellos) afrontaron una crisis económica, en especial industrial, y un mal sistema fiscal.Pero no asumieron el desafío de cambiar de verdad el modelo económico (y fiscal) que acabara con desequilibrios tradicionales. Crear una economía más sólida y al servicio de la gente. Pero sobre todo acabar con la continua tendencia a buscar en la especulación la solución momentánea a problemas económicos recurrentes de nuestra economía.
Iniciado el camino, Aznar no tuvo empacho en aprovechar para impulsar burbujas incomprensibles, y privatizar todo o desregular sectores estratégicos para? los ciudadanos. Hoy, con algunas de sus mentes pensantes imputadas judicialmente, como el mejor ministro de Economía del mundo mundial, y que nos trajeron la grave crisis sistémica que sume en la miseria a cerca de la cuarta parte de la población y deja a otros muy tocados, no parece que aquellas lumbreras fueran artífices de ningún milagro. Más bien convirtieron el país en un cortijo privado para llevárselo crudo, con algunos colegas. En realidad es lo que saben hacer y han hecho siempre. Luego se lo agradecen con Consejos de Administración y similares en empresas que a pesar de vender menos ganan más (y eso que la liberalización baja los precios, dicen).
Y en estas estamos cuando parece que algo se mueve entre la ciudadanía del país, el 15 M. Y luego Podemos. En realidad a casi todos nos interesa que cambien las cosas, porque no podemos volver atrás (aunque hay quien se empeña en pensar en ello). Ese camino nos lleva a una sociedad cada vez más precaria. En realidad la generación de los 60 está dejando un país de mierda a sus hijos y nietos.
Pues a la luz de las encuestas, y de elecciones ya realizadas, no parece que se hayan sacado muchas conclusiones. Partidos con graves escándalos de corrupción, acaparando dinero público, gana elecciones o quedan segundos. Y las encuestas les siguen dando los primero puestos, claro que tocados ¡faltaría más!, pero siguen estando ahí. Y cuando Podemos se enreda en parecerse lo más posible al PSOE de 1982, alguien descubre, o disfraza, a Ciudadanos como la solución.
O sea, las políticas neoliberales de la derecha de los 80, que hace también suyas la socialdemocracia (abandonando el modelo que dio cohesión y estabilidad a Europa desde los años 60), y que nos han traído a este momento y para quedarse, parece que son la solución. El fracaso, para la mayoría que no para unos pocos, se convierte en futuro. Y la gente se empeña en apostar por partidos de derechas, o sucedáneos embozados como Ciudadanos. Me llaman la atención, por ejemplo, vehementes quejas sobre el estado de la Sanidad en Castilla y León o en Salamanca, en proceso privatizador (el negocio es el negocio antes que nada), y luego las encuestas dan mayoría absoluta a quienes se están cargando algo que tanto ha costado construir. Espero que tras las dos elecciones que afrontaremos este año, los votantes sean más consecuentes con sus decisiones, y se dejen de quejar, manifestar, etc., si votan derecha (se llame como se llame). Vivir en el infierno a veces es voluntario.
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