BÉJAR | Con la llegada del buen tiempo los niños salen a la calle y los ordenadores dejan paso a los juegos tradicionales entre amigos
La tarde de primavera hace disfrutar a los más pequeños y a los abnegados padres que salen con ellos y llenan los parques de risas y juegos olvidados durante los meses invernales.
Es reconfortante comprobar que "no ha llegado la sangre al río" con el enganche de los pequeños a los juegos de ordenador y que las jóvenes generaciones siguen disfrutando de una tarde con amigos, en el parque, a quedarse sentados frente al televisor.
El Murallón ha sido el parque de mi infancia, en el que se me quitaban todos los males cuando salía a jugar, y aunque ha cambiado mucho, y ya no están las moreras que dejábamos peladas, para dar de comer a los gusanos de seda, y los caminos de tierra entre parterres, en los que me llevé hasta alguna pedrada, han sido sustituidos por acolchados espacios llenos de toboganes y columpios, ¡tan difíciles eran de encontrar en los parques de antes!, los sonidos siguen siendo los mismos, gritos, risas, ecos de infancia.