A mi chico y a mí nos gustan las piedras y como Roma queda muy a tras mano nos vamos a Mérida que siempre es un placer. Y es que la capital de Augusto es un descubrimiento constante, se lo recomiendo encarecidamente si es que tienen la suerte de no haber ido? y lo digo porque es una suerte descubrir una de las ciudades más bellas y sorprendentes de España. Eso sí, con botella de agua y paradas técnicas para beber una cañita, que la primavera extremeña es lo que tiene, mucho calor. Les decía que nos hemos dedicado al noble arte del turismo interior y yo, que no tengo el talante tolerante de mi pareja, he acabado harta de palos de selfie y de modelos improvisados dando saltos delante del monumento en cuestión para ser inmortalizados por el bobo de turno que no le advierte a la mema que se le ven las bragas. Qué sí, que soy una intolerante y me falta sentido del humor, pero esa sustitución del monumento por el tonto monumental, o de la foto de grupo que te hace el sufrido paseante al que le pides el favor, por el palito que te inmortaliza porque eres lo más importante del mundo mundial pues miren, me saca de quicio.
Que sí, que soy una antigua, lo mío es ponte aquí que te saco con la columna, y luego ponte tú que estás muy guapo con tanta piedra detrás. El selfie es la manifestación más clara de la insigne tontería moderna en la que somos cada uno de nosotros los protagonistas de nuestra propia película o de la portada diaria del couché personal. Porque yo lo valgo. Y no vale que te llames Nicolás ni que seas capaz de pedirle a la reina Letizia que se sitúe a tu lado para inmortalizarte en tan insigne momento. Ya ven, el protagonismo es lo que mola, por eso a mí me gusta hacerles fotos a los niños de la casa, que parece que yo nunca voy a ningún sitio. Una es un poco vetusta, la verdad, tanto como para asustarme ante el panorama que se nos avecina de ataques verbales, sondeos previos a las elecciones y naufragios varios, que esto del Mediterráneo no se va a acabar porque a la gente le dé por asustarse un día ante tanto muerto. Que no, que seguiremos asistiendo a los hundimientos masivos mientras por ahí Nepal se deja fagocitar por otras noticias? la actualidad manda y manda que se superpongan las desgracias como si fueran las declaraciones de Aguirre, que si las pusiéramos todas juntas hacíamos una antología de la contradicción, esa capacidad de todos los políticos de en vez de decir digo digo diego. No hay que culparles, defender el abrevadero es una cosa muy seria con toda la chusma nueva que está cayendo, por eso hasta Felipe González sale a la palestra a defender a los defenestrados, como si a Susana le importara algo más que la investidura. Los hay que no aprenden a perder el protagonismo, será porque se hicieron en su día el selfie de su vida y ahora no en tienden que los tiempos cambian que es una barbaridad, como me pasa a mí, dilectos lectores.
Charo Alonso.
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